Lamento y me duele profundamente la muerte de mi buen y viejo amigo Hatuey de Camps. Lo conocí en 1980 y después en la campaña de Salvador Jorge Blanco en 1982. Después compartimos juntos en política y el Equipo Económico en el gobierno del Dr. Jorge Blanco, junto a Ramón Alburquerque, Milton Messina, Bernardo Vega, José Rafael Abinader, José Antonio Najri, Pedro Delgado Malagón, Emmanuel Esquea, y en ocasiones Luis Álvarez Renta y otros. Después se cambiaron algunos y entraron Hugo Guiliani Cury, Orlando Haza del Castillo y Manuel Cocco. Un equipo de estrellas.

Fueron dos etapas formidables para hacerle frente a la crisis económica interna y externa, más compleja e incomprendida del país que comenzó con la segunda crisis petrolera del 1973 y 1979. Todos fuimos  amigos colaboradores del Presidente Jorge Blanco. Hatuey se destacó como Secretario de la Presidencia especial, pero en verdad fue casi un Primer Ministro. Su don de liderazgo, carisma, inteligencia y audacia lo hizo sobresalir y se distinguió como un jefe de equipo ministerial y arquitecto y componedor político. En las dolorosas negociaciones con el FMI, Hatuey fue líder y contrapeso, y jugó un papel estelar en equilibrar medidas impopulares en la era del un FMI radical.

Hatuey de Camps fue in líder natural, desde su época universitaria, y en los gobiernos de los Presidentes Guzmán y cuando Jorge Blanco con apenas 35 años, igual que yo y la mayoría. Fue un facto de acción y amarres en el gobierno. Sabía mandar. Había sido antes Presidente de la Cámara de Diputados y abrió el sistema de debates y llevó una labor de apertura y democracia legislativa. Recuerdo que era un conciliador y negociador por instinto. Duro en la acción, duro en la polémica. Pero un gran amigo, y real amigo de los amigos. Detrás de su brío, había una fina sensibilidad humana. Sabía reír y disfrutar la tertulia y sus amistades, que son muchos y duraderos.

En la etapa de 1990 hasta el triste fallecimiento del querido Peña Gómez en 1998, Hatuey se dedicó a fortalecer el partido y el liderazgo de Peña Gómez. Ellos formaban un gran equipo y se sentían gran respeto y admiración mutua. Tuve el honor de trabajar mucho con los dos y con el apreciado amigo Hugo Tolentino Dipp, en las elecciones de 1994 y durante toda su crisis electoral, y las dos vueltas de 1996. Hatuey con su natural sagacidad y relaciones fue un colaborador de primera en renovar la maquinaria del PRD y apuntalar la candidatura del Dr. José Francisco Peña Gómez, el hombre más noble de la política dominicana. En todo problema y negociación estaba Hatuey resolviendo.

Hatuey con los años maduró y sus ideas afianzaron y se convirtieron en principios sólidos, principalmente la tesis de la no reelección. Subió su prestigio y respeto en la sociedad y nuevas generaciones, y se convirtió en un patriarca de la conciencia nacional.

Deseo brindar estas reflexiones de quién fue Hatuey De Camps, y lo mucho que luchó por el viejo PRD, por las ideas de libertad y la democracia. Se fue un príncipe de la política dominicana, y para mi, un gran y querido amigo que tanto admiré. Que descanse en paz.