En México, Andrés Manuel López Obrador, Presidente verdadero, acaba de dar un contundente golpe contra la corrupción: Sin mayores miramientos (como debiera procederse aquí con los bandidos), dispuso el apresamiento, en cuestión de horas, de numerosos altos funcionarios que, coludidos con dirigentes sindicales, extrajeron durante años, con la sospechada anuencia de anteriores mandatarios, enormes cantidades de combustibles de la petrolera estatal, que vendieron  para sus bolsillos por miles de millones de dólares. (Parece que AMLO no se entretiene con visitas sorpresivas ni otras pendejaditas. Creo que gobierna como un estadista).