"Ámame o púdrete en el Infierno", dice un póster publicado en la Red, donde aparece la figura de Cristo.

Aunque nos parecen crudas y chocantes sus palabras, ellas nos resumen el verdadero y directo mensaje que les dan las religiones cristianas a sus rebaños en nombre de Cristo: "Ámame o púdrete en el Infierno".

La encontré en la Red como texto de un cartel con la figura de Cristo.

Aparentemente mentirosa y cruel, la frase resume el verdadero mensaje que los promotores de Cristo les envían a sus víctimas para ablandarlos, para tratar de "evangelizarlos" y sacarles los cuartos. Ciertamente, según sus promotores, Cristo, después de hablar de amor y de perdón, termina actuando como cualquier mafioso: ¡O me obedeces o te mando al Infierno! Sólo que en vez de poner la cara de odioso matón, la pone de pendejo.

Sin embargo, si le preguntamos a un cristiano si este es el mensaje de Cristo, se apresurará a decir que no; pero ciertamente éste es el oculto mensaje que lanzan en el nombre de Cristo. Parece que sus mercadólogos (empezando por sanguinario san Pablo) no han caído en la cuenta del mensaje de odio y prepotencia que les mandan al subconsciente de las gentes en el nombre de su Dios. Muestras: la Inquisición, guerras religiosas y persecuciones a los judíos.

Pero no os alarméis; los fanáticos siempre han combinado el amor con el odio, la paz con la violencia. La hipocresía, aunque es propia de todos nosotros los humanos, despliega su más alto vuelo en aquellos que se dicen ser los representantes de Dios en la tierra. Decía Dante Alighieri que el infierno estaba repleto de santos, de papas y de obispos; así que ¡Allá nos vemos!