Me valgo de esta columna para denunciar un hecho más que grave. Aunque presenté la querella ante el Instituto Nacional de Protección de los Derechos del Consumidor, he querido presentarla de manera pública.

Resulta que en un establecimiento ubicado en la Av. Independencia, en sector de Gazcue, existe un cartel en donde promocionan un producto. Al ver dicha publicidad me detengo y pregunto sobre esto. Para mala suerte mía, ya se había agotado y no me quedó de otra que irme. Días después, me presento en el lugar, porque veo que la promoción sigue, pero corro con la misma mala suerte. En un lapso de dos meses y en diferente horario, visité el lugar tratando de conseguir lo que dicen ellos ofertan, pero siempre con el mismo resultado, la respuesta fue siempre, cito: “No hay”.

La última vez que me presenté fue el viernes pasado. La joven que atiende la caja pregunta si hay en existencia el producto, le dicen que sí, me cobran y muy contento yo, más que por la adquisición del producto, por la suerte que me acompañó, me dirijo con el recibo y al llegar me dice el empleado, No hay. Me presenté donde los dueños y les dije que no es posible que estén promocionando algo que no tienen. Una señora un poco nerviosa llama al esposo y al escuchar mi queja, me explica que la demanda es mucha. Le contesté que me alegraba por el negocio, pero que si no tienen suficiente mercancía, mejor no promocionaran eso en la calle, que eso va contra la ley. El caballero, aunque nunca fue grosero, ni yo tampoco, me dijo que las leyes se cumplen afuera, que ahí dentro él es quien pone las leyes.

Esto último sí que es preocupante y grave, y más cuando viene de un nacional de otro país. Me devolvieron el dinero y la señora me dijo, aquí somos nosotros que mandamos, le contesté que me parece que no debe ser así, pero sin más, me retiré de dicho establecimiento.

Ojalá que Pro Consumidor haga las indagaciones correspondientes, pero no sólo presentarse un día, sino una verdadera investigación y donde bien podrían involucrar otras instituciones como la Dirección General de Impuestos Internos, para ver si están al día en el pago o bien como dicen, ellos son los que ponen la ley dentro de su empresa.

En un país que se respete, toda denuncia es investigada, sin importar quién es el investigado. La publicidad engañosa está mal, pero que un ciudadano de otro país no obedezca la ley y diga que él es quien pone sus leyes, sólo en un Estado Fallido se permite eso.