El desarrollo de la agricultura orgánica en la República Dominicana ha sido muy tortuoso y difícil. Desde mediados de la década del 1990 que nos encontrábamos promoviendo su implementación, y hasta la formación de un grupo de productores orgánicos en la Junta Agroempresarial de aquellos tiempos, chocó con el poco interés y la fuerza que en ese momento tenía la importación de productos e insumos químicos para la producción agrícola. El poder de estos grupos importadores de insumos agrícolas detuvo por mucho tiempo el progreso de la agricultura orgánica en el país. 

Pero el daño a los propios productos agrícolas, las secuelas a la salud humana y al ambiente que cada vez estaba más contaminado, en el suelo que perdía su capacidad de regeneración, y las aguas que devolvían las sustancias tóxicas a la cadena alimenticia, torcieron el pulso al uso intensivo de agroquímicos. De esta forma, poco a poco se fue introduciendo, a partir de los productos de exportación, el interés por la inocuidad de los cultivos. Se desarrolla así entonces el cultivo de cacao, banano orgánico, hasta que se transmite a la sociedad dominicana el interés por el consumo saludable, y la apertura y demanda de este mercado ha hecho que se promueva la producción de agricultura orgánica en el país.

Las consecuencias son la difusión cada vez más amplia de la demanda de productos orgánicos, el desarrollo de una tendencia en el campo para promover la agricultura orgánica que cuenta con una importante demanda, tanto a nivel nacional como internacional. De igual forma, se desarrolla también la necesidad de capacitación de los nuevos productores para un cambio de técnicas de cultivos que responda a la demanda de una alimentación saludable, libre de químicos.

La situación de la agricultura orgánica en el país es muy prometedora. A partir de la promoción y la demanda que ha tenido la producción agrícola saludable desde los mercados internacionales con los productos exportados desde mercados dominicanos y latinoamericanos, como el café, el cacao, banano y diversos frutales, ha empezado a aumentar el auge y la demanda de la producción de la agricultura orgánica en el país. A pesar de la dificultad y los altos precios, definidos por el problema de la certificación, los productos orgánicos en muchos casos han debido venderse como convencionales. De todas maneras, en nuestro país ha avanzado mucho el comercio de productos orgánicos a Europa como el cacao y el banano orgánicos que tienen una gran producción y satisfacen la demanda de ese mercado internacional.

lamentablemente existe dificultad con buena parte del consumidor dominicano, entre la mayoría de los cuales no se presenta un interés por el consumo saludable. Este nicho de mercado está conformado por la mayoría del dominicano común, que aun no asimila los beneficios de una alimentación libre de químicos, producto de la agricultura orgánica, para lo cual se hace necesarias campañas de educación ciudadana.

Otro de los beneficios que pueden tomarse en cuenta para la producción y el mercado de productos orgánicos, es el aprovechamiento y procesamiento de los residuos orgánicos. En muchas partes del mundo, en Europa y Latinoamérica ya se plantean, desde instancias estatales y empresas privadas, iniciativas para el aprovechamiento de los residuos orgánicos domésticos. Tomando en cuenta que el 60% de los residuos que producimos en nuestros hogares es de naturaleza orgánica, pues sería una gran idea, y hasta una propuesta productiva con beneficios a mediano y largo plazos, el de tener una abonera en casa, ya sea el jardín o el balcón, y así evitar trasladar una de las porciones que producen mayores efectos contaminantes en los vertederos, al tiempo que podemos mantener limpios nuestros hogares y entornos, recibiendo los beneficios que ello proporciona.  Trabajemos por ello.