Muchos dominicanos temen que Leonel Fernández pueda regresar a la presidencia de la república en 2016 cuando advierten sus preparativos con ese fin y son testigos de sus declaraciones al efecto.
El extravío consiste en no darse cuenta de que solamente un milagro podría producir un resultado como ese. Sin embargo, Leonel alienta constantemente la idea y lo hace porque sabe que, solamente esa perspectiva puede lograr que no lo abandonen unos y que le teman los otros.
Leonel necesita que, en su partido, crean que el puede o volverá a ser presidente porque de ese modo evitarán pelearse con él.
Leonel necesita que muchos de los que recibieron ventajas, beneficios y privilegios de su gestión crean que él puede volver a ser presidente pues de otro modo, no solamente le abandonarían sino que colocarían sus apuestas en otro sitio.
Leonel necesita que la gente común, en la calle, crea que él puede volver pues de ese modo alimentan la creencia y fomentan el mito y normalmente, la gente no quiere pelearse con un futuro presidente.
Leonel ya huele a cadáver político pero, en países como el nuestro, otros cadáveres ya han transitado el camino. Leonel lo sabe y emplea el argumento contra los primeros descreídos y así logra que aquellos no se alejen demasiado del rebaño.
Leonel es un esclavo de sus propios delitos. No puede darse el lujo de disfrutar tranquilo de tanta fortuna mal habida. Por el contrario, necesita alimentar la ficción de una nueva presidencia para que fiscales y jueces, alguaciles y policías, choferes y empleados se inhiban ante ese futuro que él quiere presentar como inevitable.
Leonel es ya un perseguido de la justicia aunque ésta, formalmente, ni siquiera lo haya interrogado. Leonel es todo y solamente imagen; su blindaje no resistió. Cuando un alfiler perfora el cascarón de un huevo el aire que entra a dicho huevo lo oxida y corrompe por dentro. Ese huevo no incuba ni de allí sale pollo alguno. Así está Leonel. Por eso es tan urgente e importante para él alentar la ficción de esa nueva y futura presidencia. No puede retirarse porque un ex presidente en su casa, es más vulnerable que un futuro presidente en la palestra.
El extravío no es de Leonel que promueve sin cesar esa perspectiva sino de nosotros que la ventilamos y comentamos desligada del o los contextos históricos que la pudieron hacer posible.
Fuerzas económicas, sociales y políticas poderosas y determinantes rompieron con Leonel y primero lo sacaron de la nominación para ser repostulado en el 2012 y después empezaron a sacarle los primeros trapitos al sol donde hay verdaderas pacas que endilgarle.
Pero Leonel no está preso, ni esperando juicio, ni siquiera bajo interrogatorio.
Y es que hay que entender una diferencia.
Las fuerzas que se deshicieron de Leonel ya hicieron su papel. Ahora falta que el pueblo haga el suyo persiguiéndolo sin cesar hasta forzar a Danilo a romper el pacto de inmunidad que contrajo con él a cambio del apoyo electoral. La otra opción es mantener vivo el apetito de justicia para que ésta se consume no por la gestión de fiscales diligentes, sino a pesar de ellos.
Ya lo saben.