La Academia Dominicana de la Lengua dio un paso singular al seleccionar 13 intelectuales de Santiago de los Caballeros, entre los que me encuentro, para honrarlos explícitamente por sus aportes a la Lengua. A todos se nos hizo un categórico reconocimiento por nuestra trayectoria en creación y narración de la palabra hablada y escrita. Agradecemos al director, doctor Bruno Rosario Candelier y a la Junta Directiva de este organismo casi centenario, su decisión. 

Los elegidos por sus méritos en el verbo y la escritura fueron: i) Apolinar Núñez, ii) Carlos Manuel Estrella, iii) Edwin Espinal, iv) Eulogio Santaella, v) Gisela Hernández, vi) Luz Eneida Rodríguez, vii) María Amalia León, viii) Minerva Calderón, ix) Miriam Cerda, x) Rafael Emilio Yunén, xi) Rafaela Joaquín, xii) Reynaldo Peguero y xiii) Rosa Julia Vargas.      

La Academia Dominicana de la Lengua se fundó en Santo Domingo, un día de la Hispanidad. Específicamente el 12 de octubre de 1927 en el gobierno del presidente Horacio Vázquez, hace 92 años. Desde su formación asume la misión que por mandato real, le fuera entregada por la Real Academia Española, para el estudio la lengua y cultivo de las letras.

La Academia Dominicana de la Lengua es correspondiente a la Academia Real Española, y en tal virtud colabora en las tareas que realiza ésta. Cuida la esencia originaria del idioma español, impulsa su desarrollo y alienta el cauce creativo del genio idiomático, asegurando su cohesión y vigor.

Soy fanático de los Beatles, por esta razón para evitar sus antológicos deslices, examiné bien esta exaltación. Quería prevenir el desaire que John, Paul, George y Ringo hicieron en su momento al Imperio Británico al devolver la designación de “Caballeros de la Corona” que le hiciera a los muchachos de Liverpool, la Reina Isabel II. Me he sentido muy agradecido que la Academia de la Lengua de la República Dominicana y su junta de directores, tenga este gesto con Santiago y sus trabajadores ideológicos.     

Agradecemos especialmente que Bruno Rosario Candelier nos ponderara. El profesor Rosario Candelier es creador del interiorismo y  egresado con honores de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Doctor en Filología Hispánica de la Universidad Complutense de Madrid, filólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, investigador lingüístico y profesor de Lengua y Literatura del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid. Por demás contertulio aventajado del maestro de las letras latinoamericanas Juan Bosch.

En una Nación que hace costumbre, la entrega de méritos y gloria por dinero y poder, que se reconozcan las virtudes científicas y lingüísticas en un grupo de pensadores, es un paso decisivo en la cultura y el desarrollo. Muy en especial agradecemos que este colectivo de intelectuales sea de Santiago de los Caballeros, ciudad líder de la ideología dominicana de vanguardia. Satisface la rigurosidad en estos aspectos, para darle carácter institucional al mérito previniendo la entrega de certificados a improvisados.   

Como sabemos “La Lengua” es un sistema de símbolos y signos, conformado y estructurado en la interacción social e histórica de los seres humanos, y entre éstos y todos los seres vivos. Tiene como fin en sí mismo, la comunicación.

En 1985 residiendo en Hanói, Vietnam, donde me encontraba estudiando conducción del Estado y gestión de crisis, fui testigo de excepción de un hecho singular para la comunicación y el lenguaje.  Sucede que en la primera visita guiada para conocer más la historia del Sudeste Asiático y la capacidad de resistencia de los vietnamitas, se nos hizo una explicación histórica y urbanística de la histórica ciudad de Hanói.

Esta sesión educativa culminó en el Palacio de Gobierno de Vietnam, una estructura de mármol a cuatro niveles ubicada en el centro de Hanói, muy próxima al río Rojo y al lago Tuey. El edificio de gobierno es una clásica y majestuosa estructura de la arquitectura republicana francesa. Sede de gobierno, pero que el Presidente Ho Chi Minh apenas utilizó una semana, luego de la derrota de las fuerzas francesas en 1954.

El líder vietnamita solicitó que se construyera en el patio del Palacio, una casa de madera típicamente vietnamita, rodeada por un jardín de bambú. Encargó una laguna natural y la llenó de peces a los que él mismo alimentaba diariamente. El nivel freático de la ciudad Hanói es muy elevado registrándose en toda esta urbe de unos 331 kilómetros cuadrados, decenas de pequeñas lagunas. 

Ho Chi Minh nutría diariamente sus peces y se comunicaba con ellos con un lenguaje de palmadas rítmicas. Cuando él llegaba a la laguna, los peces aleteaban, revoloteaban y braceaban, alcanzando aceleradamente el extremo donde se ubicaba el místico líder de esa nación.

20 años después del fallecimiento de Ho Chi Minh, me encontraba en la misma laguna, y mi profesor de planificación, un vietnamita de unos 70 años, en dos minutos me enseñó el toque de palmadas del Tío Ho. Procedí a chocar mis manos, y los peces descendientes directos de los originales peces de Ho Chi Minh, se alborotaron y se movieron mágicamente hacia mi.

Esa es la comunicación. Es maravilloso que en un lenguaje de símbolos, dos especies, dos seres humanos y dos momentos históricos intercambien mensajes en un ciclo de palmadas en Hanói. La lengua tiene esa virtud que trasciende el tiempo y se inserta en el genoma. La lengua nos coloca en el mismo curso del futuro desarrollo de la humanidad.

Vínculos, resaltados en el estudio de la Ideología Alemana de Karl Marx al abordar la cuestión del origen y papel del lenguaje en el desarrollo. Posteriormente, Frederick Engels afirmó que la comparación con los animales muestra que históricamente el lenguaje surge a partir del trabajo, y en el trabajo manual o intelectual de cada día, se perfecciona. 

La Academia Dominicana de la Lengua con su gesto que agradecemos profundamente, exclama para que sigamos en firme en pro de la gestión intelectual a favor del desarrollo estratégico de nuestra gente y sus territorios. Muchas Gracias.