Sincronía refiere a un estado de una lengua en uso, ajena a su evolución. Un ejemplo es el español dominicano hablado durante los años 80 y 90 del siglo XX. O el español dominicano de las dos primeras décadas del siglo XXI. Las hablas pertenecientes a este período se materializan en textos orales, sonoros y visuales que reflejan condiciones externas a la lengua, entre las que cuenta la cultura, la moda, la música, etc.
Después del año 1995 se introdujeron importantes cambios en las hablas, motivados por la emersión del concepto de redes sociales en el cibermundo. Por ello, los textos orales evolucionaron junto al contexto tecnológico y digital, obligando a los usuarios del sistema a producir nuevos modelos expresivos, desde perspectivas lexicales, semánticas, morfológicas y fonológicas.
De ese modo, los significantes que designaban referentes tecnológicos tales como: LP, casete, disquete, beeper… pasaron a la lengua, pero desaparecieron de las hablas, es decir de los textos orales y escritos, junto a las realidades que designaban, puesto que las tales fueron reemplazadas por otras más sofisticadas, como son: mp3, mp4, smartphone, iPhone, twitter, facebook, instagram, youtube, youku, funnyordie, tout, blog, whatsApp, linkedin, Skype, WeChat, Google+, QQ, QZona, baidú Tieba, Viber, Taringa, Telegram, MySpace, Badoo, Yahoo, Stumble, etc.
Lo anterior también constituye una muestra de cómo la lengua de divulgación tecnológica continúa robusteciendo, no solo las hablas del español dominicano, sino las de todo dialecto, cuyos hablantes consuman los productos patentizados en lengua inglesa. De aquí la importancia que reviste la concepción de una lingüística que contemple el estudio de las hablas en el ciberespacio. Las redes sociales, por ejemplo, permiten identificar diversidad de representamen/significante, en forma de textos multimodales, que otrora no existían. Se trata, entonces, de concebir lo que convendríamos en llamar “cibersociolingüística” que explique el comportamiento de las hablas en contextos virtuales desde la perspectiva de los ciberusuarios del sistema.
El escenario enunciativo de las redes sociales potencia el principio de economía lingüística. Por eso, enunciados del tipo: klk (¿qué es lo que te sucede?) tks (Thanks, gracias) xq (¿por qué?) RT (retuit) @ (a la atención de) o las abreviaturas de la bandeja de salida de un correo electrónico de Gmail o de Hotmail: CC (con copia) CCO (con copia oculta), etc. constituyen sólo una pequeña muestra del universo lexical propio de las hablas del presente.
Hoy más que en cualquier otro tiempo, quienes nos dedicamos al oficio de enseñar en un idioma, no podemos vivir ajenos a los universos comunicativos pancrónicos del presente. Más allá de la cátedra magistral y de los talleres para la adquisición de la gramática ideal, los tiempos presentes ameritan el estudio de las hablas, con sus consecuentes ejercicios de traducción de un contexto a otro.
No basta con poseer una laptop, una tabla o un celular inteligente. Se requiere desarrollar la competencia de contextualización, la cual exige el estudio sistemático y riguroso de los significantes del ciberespacio que permita a los docentes crear condiciones favorables para el aprendizaje de otras formas de pensar y de decir.