A 50 años del golpe de Estado que propició contra Juan Bosch, la Iglesia Católica ha sido incapaz de pedirle perdón a Bosch y al pueblo dominicano por su crimen de lesa patria.

Se ha quedado calladita, como pederasta y criminal, encubriendo su pecado histórico, el  mortal aborto político que le provocó al pueblo dominicano.

Como siempre, haciéndose la pendeja, como se hizo con el caso de Higüey, del Nuncio y Juncalito. Encubridora.

Su conspiración contra el orden constitucional fue cruel y despiadado. Fiel a su práctica pederasta, puso todo su empeño en derrocar al primer gobierno electo por el pueblo dominicano después de la dictadura de Trujillo, un gobierno niño y tierno de solo 7 meses de nacido.

Utilizando a Láutico García y Marcial Silva en las Fuerzas Armadas, como médicos sacerdotes, para practicarle un aborto político al pueblo; matizado de discursos clericales y de las llamadas “marchas de reafirmación cristiana”. Todo, porque Bosch era “comunista” y hostosiano, porque establecería la laicidad del Estado, les anularía el concordato trujillista y nos daría la “escuela laica”…Porque afectaría sus intereses materiales.

Es una Iglesia azarosa y de mal agüero. Sus conspiraciones confirman la nefasta trayectoria que la ha caracterizado como la institución más antidominicanista que ha tenido nuestra historia. Ayer contra Duarte y hoy contra Bosch, los dos políticos más puros que ha parido la Patria.

Solo recordemos la Carta Pastoral de Portes del 24 de Julio de 1844 donde la Iglesia se manifestó a favor de Santana, declarando la excomunión de Duarte y de todos los que no obedecieran la voluntad de Santana. Lo hizo en el nombre de Dios, como lo hizo contra Juan Bosch cuando despotricó contra su gobierno “comunista”, maldiciéndolo desde todos los púlpitos de sus iglesias endiabladas, declarándolo ateo y hereje, como lo hizo con Duarte y los trinitarios.

Con ello demostró que su oposición a Trujillo solo fue oportunismo, se opuso en las postrimerías del régimen solo cuando le ordenaron desde Roma que debían reengancharse a los nuevos tiempos democráticos, después de hartarse de apoyar sus crímenes de sangre por 30 años.

Pero la Iglesia sabe que tiene una deuda de sangre con la patria, sabe que sobre ella chorrea la sangre de los combatientes dominicanos derramada en la Revolución de Abril por haber sido la principal promotora del derrocamiento de Juan Bosch.

Mientras tanto, ha tenido la astucia de venderse como una Iglesia dominicanista, produartiana y patriótica, siendo precisamente lo contrario.

Solo tomando en cuenta la conspiración contra Bosch y contra Duarte, el apoyo incondicional a Trujillo y recordando su política general de encubrimiento de pederastas aquí y en todo el mundo, solo con esto podemos afirmar razonablemente que la Iglesia es una institución seudo espiritual, insensible, egoísta y anticristiana, poseedora de atributos institucionales pecaminosos y antisociales.

Ya lo dijo el papa Francisco: el Diablo se ha apoderado del Vaticano.

Y no vemos cambios fundamentales en el futuro, solo cosméticos, porque, a pesar de los signos adecentadotes del papa Francisco, en el caso del Nuncio Wesolowski ha actuado como un papa encubridor al igual que sus predecesores. Se ha hecho el pendejo y le ha ordenado al cardenal que le mande al degenerado al Vaticano, para que el pederasta evada la Justicia dominicana, y allá lo mantiene protegido, sabiendo que tiene la facultad de enviarlo al país aunque sea amarrado con un rosario.

Pero tengo la esperanza de que los hijos políticos de Bosch (del PRD y PLD) aprovechen esta coyuntura para hacerle justicia, pues la Iglesia se ha quitado la máscara y el pueblo le ha retirado su apoyo. Les digo que aprovechen la ocasión para deshacerse de esa lacra política que se ha burlado de Bosch, de Duarte y del pueblo dominicano utilizándolo como burro de carga. Digamos NO al Concordato trujillista y al chantaje político que les mantiene la Iglesia.

Han pasado 50 años y la Iglesia no le ha pedido perdón a Bosch y a sus discípulos por haberlo derrocado miserablente.

Nota: En la República Dominicana la última encuesta de Gallup Dominicana arroja un 19 % de católicos frente a un 25% de protestantes. Lo que creo exagerado, pues las 600 parroquias católicas que existen no son suficiente para atender a dos millones de creyentes (19%), quizás a medio millón y exagerando. No así los protestantes, que tienen más de 15 mil locales para celebrar sus cultos y todos sus miembros son militantes activos semanalmente.