…Y nunca en la historia humana se había visto que en una isla sin remedio, colocada en el traspatio de poderosísimo imperio, se sostuviera durante 57 años una revolución antimperialista; y que al cabo de tan largo tiempo de bloqueos, cercos, embargos, marginaciones, conspiraciones, bombardeos, sabotajes y un largo etcétera de oprobios, el jefe máximo del imperio agresor reconocería que ya no tenía sentido seguir insistiendo inútilmente en tan enorme sinrazón…Y helo ahí (“¿Qué bolá, Cuba?”), en el epicentro de esa Revolución, donde un nuevo amigo lo recibiría con una gran sonrisa: “¿Qué bolá, asere?”.