Nueva York.-El 2016 fue malo, horrible, terrible, no bueno para a clase política estadounidense y en muchas partes del mundo. El presidente electo Donald Trump no ganó las elecciones, seamos honestos, los políticos perdieron, aquí votaron contra quienes asumieron el poder político como su patrimonio familiar.
Los países donde el poder político está secuestrado por clases políticas disfuncionales e infuncionales tienen esperanzas de liberación.
Esta gente no solo perdió el poder político interno, también su política exterior terminó mal.
El derrumbe de la clase política estadounidense, la muerte de Fidel Castro y el ascenso de Trump pintan un escenario político novedoso a lo interno y lo externo.
Ahora los políticos profesionales se convertirán en profetas del apocalipsis, profetizarán cosas muy horribles. Si los Clinton o los Bush no gobiernan, habrá Guerra Civil, será el Armagedón y tienen razón, es el fin, pero de su dominio, no del mundo.
En el 2017 no terminarán las guerras, las desigualdades económicas, las democracias fallidas, el racismo y el sexismo. Lamentablemente seguirán asesinando hombres negros desarmados; vendrán colapsos económicos y políticos en varios lugares del mundo, es el futuro, debemos tenerlo claro.
Lo que si cambiará es la connotación de los asesinatos de varones negros desarmados. Bajo un presidente blanco de piel negra, como Barack Obama, eso era puro trabajo policial, con un presidente blanco de piel blanca, Trump, entonces le llamarán racismo.
En el 2017 también morirán muchas personas famosas.
El arte y el deporte sufrieron grandes pérdidas en el 2016; Prince, Leonard Cohen, George Michael y otras estrellas de la canción partieron el año pasado. Partió el más controversial, excepcional y fuera de serie de todos los boxeadores del mundo, Mohamet Alí.
El 2016 fue un “Annus Horribilis”, pero el 2017 será similar, el futuro es la continuación del presente.