La música entre los dominicanos es un acompañante de su cotidianidad. Sin música es poco probable la realización con alegría de ciertos oficios: artesanía, domésticos, agrícolas, transporte, y otras laborales que han creado una dependencia musical en el dominicano, tan evidente, que tan pronto un extranjero nos visita, se percata del hecho.

Esa musicalidad, esa sonoridad, se hace acompañar por igual de una corporeidad rítmica no importando el lugar donde se produzca o escuche, contagia de tal manera que movemos hasta la orejas. Música y movimiento son dos caras de una misma moneda.

Pero asimismo resulta destacable la internacionalización de importantes géneros musicales nuestros, convertidos hoy en verdaderos representantes diplomáticos de nuestro país en el exterior y en icono de la identidad dominicana.

Sin embargo y a pesar de la fuerza de la música en nuestro pueblo, su poca presencia en el carnaval es preocupante, puesto que el jolgorio que trae consigo el carnaval, supone la integración en el conjunto de su parafernalia, de la música, que es tema recurrente del dominicano. Pero extrañamente y para preocupación de especialistas y curiosos, muchas comparsas son concebidas al margen de la musicalidad y cadencia que de ella se deriva.

Habría que preguntarse ¿cuál debe ser la música del carnaval dominicano, en un país tan variadamente sonoro? ¿Quién debe crearla, quién la define, cómo se hace parte indisoluble del carnaval?

A pesar de que se han producido temas trascendentes de carnaval de importantes músicos dominicanos como el ya conocido baila en la calle de noche, baila en la calle de día, del in mortal Luís Díaz, retomado por la cantante colombiana Shakira en un vídeo, otros grandes de la música dominicana han compuesto melodías de impacto, que sólo se pegan en el año que salen o simplemente se oyen en espacios aislados y sin presencia en los importantes desfiles del carnaval nacional y provincial.

Las discolay, se tienen como causantes de este y otros males del carnaval que provocan su pérdida de tradición y adultera el patrón de participación de las comparsas en los carnavales. También causante lo son, las transmisiones televisivas que usan música de ambientación, a veces muy alejadas del motivo convocante.

Igualmente, grave ha resultado el hecho de que estas músicas de discolay que acompaña las comparsas, con altos decibeles y distante del tema carnavalero, ha ido reduciendo, sustituyendo u opacando los parlamentos o diálogos (música coral a capela y que les acompaña), lo cual es grave porque con ello se pierde la memoria, la denuncia social, la capacidad creativa literariadel pueblo y el sentido de teatro callejero del carnaval.

De todas maneras, habría que preguntarse cuál debe ser la música del carnaval dominicano, en un país tan variadamente sonoro. Quién debe crearla, quién la define, Cómo se hace parte indisoluble del carnaval?

En todo caso, hay ritmos que han ido ganando terreno en el carnaval por encima de la apreciación y juicio de quienes dan seguimiento al carnaval y sus estudiosos. Los Alíbabáy su ritmo de redoblante, ha ganado espacio, a talpunto que en el recién Desfile Nacional (2017), mal contados, más de 35 comparsas, tenían como ritmo musical,los Alíbabá. Posiblemente sea coyuntural ante la ausencia de un ritmo musical definitivo, lo cierto es que esa escogencia ha de hacerla quien vive y conserva el carnaval, los carnavaleros y el pueblo en sentido general.

Si bien en los últimos años al carnaval se le han sumado otros ritmo, el merengue de calle, la música urbana, incluido el dembo y elreggaetón, su imbricación al carnaval no es solo porque es parte del repertorio de las discolay que acompañan las comparsas, lo es también porque son ritmos de demandas entre quienes van como carnavaleros, acompañantes de estos o parte del público, que es finalmente quienes lo viven y lo disfrutan.

La escogencia de un ritmo musical que identifique al carnaval dominicano, es un tema complejo y debe contar con la mayor apertura, democratización y libertad para quienes tienen como responsabilidad, dar más alegría y ritmo al carnaval, pues es indudable que su ausencia del carnaval, es una gran carencia, en un país, que como el nuestro, no puede vivir sin música..