El saxofonista, compositor y etnomusicólogo estadounidense de origen finlandés, Paul Austerlitz, ha estado tocando e investigando la música dominicana desde hace tres décadas, durante las cuales ha grabado tres álbumes con composiciones que mezclan el jazz con ritmos dominicanos, como merengue, pri-prí y palos: “A Bass Clarinet in Santo Domingo and Detroit” (1998), “Dominican Dreams, American Dreams” (2003) y “Journey” (2008); y ha escrito los libros “Merengue: Dominican Music and Dominican Identity” (Temple University Press, 1997), cuya versión en español, “Merengue: Música e identidad dominicana”, traducción de María Luisa Santoni y revisión de José Guerrero y Miguel Aníbal Perdomo, fue publicada en 2007 por la Secretaría de Estado de Cultura (hoy Ministerio) y la Academia de Ciencias de la República Dominicana; y “Jazz Consciousness. Music, Race and Humanity” (Wesleyan University Press, 2005), que dedica un capítulo al jazz latino (“Machito and Mario Bauzá: Latin Jazz in the U.S. Mainstream”) y otro a la influencia del jazz en la música dominicana (“Ambivalence and Creativity: The Jazz Tinge in Dominican Music”).

Afiche de una de las películas protagonizadas por Dean Martin y Jerry Lewis

Acaba de iniciar una campaña de recaudación de fondos para el lanzamiento de una nueva trilogía de álbumes el próximo otoño, de acuerdo a lo informado en este enlace:

https://www.indiegogo.com/projects/vodou-jazz-merengue-on-bass-clarinet-jazz#/

Austerlitz estará presentándose junto a Duluc y sus Guerreros de Fuego el feriado jueves 16 de agosto (Día de la Restauración) en La Espiral 313 (calle Mercedes 313, Ciudad Colonial). Al día siguiente (viernes 17) se presentará Irka Mateo y La Tirindanga en Cinema Café (Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte), de manera que nos daremos banquete dos noches consecutivas, jueves y viernes de la semana que viene.

Sigo con la música alternativa. Por la excelente calidad de sus interesantísimos textos, imágenes y diseño, muy gratamente complacido me ha dejado la revista BITZ (junio 2018, volumen 2), que se obtiene gratis en varios establecimientos (entre ellos Mamey que fue donde yo la conseguí) y cuyo editor, Edgar Núñez, expresa en su editorial: “La dominicanidad es una condición propia, que nos sale por los poros, por los gestos, por el pensar, por el habla, el sabor, los ritmos….. Hoy nos encontramos en una especie de revolución generacional, quizás todavía muy mínima pero muy presente en las propuestas más jóvenes, que colocan bastante acento a la búsqueda de lo autóctono…. Me parece muy interesante la repercusión presente en escenarios, fusiones y voces muy diferentes, pero con un mismo resultado. Es la exposición transparente de una identidad tan nuestra, que con sangre nueva se renueva… Seguiremos pendientes muy de cerca todo este acontecimiento, que debe ser más apoyado por los medios dominicanos. Bitz mantiene el compromiso de resaltar esas voces que hacen ruido por lo nuestro; y con esto me despido hasta la próxima, dejándoles una edición llena de Dominicanidad joven”.

En efecto, gran parte de la edición contiene entrevistas y reportajes sobre Riccie Oriach (quien aparece en la portada), Xiomara Fortuna, Vic Contreras, La Gran Mawon, Caribe Ácido, Karibik Underwater, Whitest Taíno Alive, Horns, Nock Nock, Nenipión, Carolina Camacho, La Marimba, Nikola, Janio Lora y otros exponentes de la música alternativa dominicana, dos de los cuales, Concón Quemao y El Gran Poder de Diosa, celebrando el lanzamiento de la nueva producción del primero (“Ideología”), acaban de ofrecer el viernes pasado un formidable concierto en La Espiral 313, establecimiento emblemático de la música alternativa, acerca de la cual es bueno leer dos páginas web (Rossy Díaz y Discolai), que ya les había recomendado hace diez miércoles en Tívoli (23 de mayo) y cuyos enlaces son:

https://rossydiaz.com/

https://discolai.com/

Otro enlace que recomiendo leer es el reportaje de Daniela Pujols, “La identidad musical dominicana se reinventa en un movimiento alternativo”, publicado antier en Diario Libre:

https://www.diariolibre.com/revista/musica/la-identidad-musical-dominicana-se-reinventa-en-un-movimiento-alternativo-KN10488525

Me parece muy interesante e importante el actual movimiento de la música alternativa dominicana y lo mismo pienso con respecto al cine dominicano, sobre el cual quiero compartir con ustedes unas breves acotaciones.

A lo largo de su historia, en muchos países, el cine se ha nutrido del talento extranjero. Así como el español Luis Buñuel realizó la mayoría de sus películas en México y en Francia, el cine de Estados Unidos siempre ha empleado talento extranjero, incluyendo grandes estrellas como las actrices suecas Greta Garbo e Ingrid Bergman, por ejemplo, y directores procedentes de diversos países de Europa, como Charles Chaplin, Alfred Hitchcock, Ernst Lubistch, Billy Wilder, Roman Polanski y Milos Forman, entre otros, y en años recientes directores latinoamericanos como Alejandro González Iñarritu, Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón, Pablo Larraín, Luis Llosa, Fede Álvarez, etc.

Traigo esto a colación para expresar que los cineastas dominicanos están en absoluta libertad y tienen todo su derecho de utilizar actores, guionistas, editores, directores de fotografía, músicos, etc., de cualquier nacionalidad.

Así como el egipcio Omar Shariff, los españoles Francisco Rabal y Antonio Banderas, el mexicano Gael García Bernal y el puertorriqueño Benicio Del Toro han interpretado a Ernesto Che Guevara (que era argentino y cubano, como dice el poema de Nicolás Guillén), personajes dominicanos pueden ser interpretados por actores extranjeros, con la misma libertad con que los británicos Daniel Day-Lewis y Anthony Hopkins interpretaron a los estadounidenses Abraham Lincoln y Richard Nixon (en sendos filmes de Steven Spielberg y Oliver Stone) y la estadounidense Meryl Streep interpretó a la británica Margaret Tatcher en “The Iron Lady”, a la danesa Isak Danisen (Karen Blixen) en “Out of Africa”, a la polaca Sophie Zawistowski en “Sophie’s Choice”, a la italiana Francesca en “The Bridges of Madison County” y a la chilena Clara en “The House of the Spirits”

Así anunció Concón Quemao el lanzamiento de su producción Ideología.

De igual manera que bandas sonoras de películas estadounidenses han sido creadas  por músicos latinoamericanos (como Lalo Schifrin y Gustavo Santaolalla) y europeos (como Nino Rota, Ennio Morricone, Michel Legrand, Francis Lai, Alexandre Desplat, Hans Zimmer, Alberto Iglesias, Georges Delerue, Ernest Gold, Bronislau Kaper, Jóhann Jóhannsson, Dimitri Tiomkin, John Barry, Maurice Jarre, Miklós Rózsa, Max Steiner y un largo etcétera), los cineastas dominicanos están en libertad de utilizar músicos de otras nacionalidades en la banda sonora de sus películas.

He querido expresar mi opinión al respecto para manifestar mi desacuerdo con quienes se oponen a la presencia del talento extranjero en el cine dominicano, así como también discrepo de quienes opinan que Roberto Ángel Salcedo no debería realizar tantas películas o que determinados actores y actrices (Raymond Pozo, Miguel Céspedes, Fausto Mata, Manolo Ozuna, Frank Perozo, Cheddy García, Nashla Bogaert, etc.) no deberían figurar en los elencos de tantas películas.

Mientras el público apoye esas películas, con su asistencia a las salas de cine, no veo ningún inconveniente. Permítanme referir algunos ejemplos de otros países.

Uno de los más importantes directores del cine alemán en el siglo XX, Rainer Werner Fassbinder, realizó 41 películas en 13 años (entre 1969 y 1982 cuando fallece a la edad de 37 años), de las cuales 24 para cine y 17 para televisión, incluyendo cuatro series que suman un total de 23 episodios, además de dos cortometrajes (en 1966 y 1967) y de dirigir, adaptar o escribir 31 obras de teatro en 9 años (entre 1967 y 1976). También fue guionista, editor, actor o productor en películas de otros directores, tanto para cine como para televisión. Este enlace es muy ilustrativo al respecto:

https://www.rafamorata.com/fassbinder.html

Algunas décadas antes, la famosa pareja de comediantes estadounidenses Dean Martin y Jerry Lewis actuó en 17 películas en 7 años (entre 1949 y 1956), además de muchos programas de televisión y shows en vivo en clubes nocturnos, hasta que se separaron y desarrollaron sus respectivas carreras en solitario.

Si repasamos la historia del cine mexicano, encontraremos actores como Jorge Negrete con 44 películas en 17 años (entre 1937 y 1954) y Pedro Infante con 59 películas en 16 años (entre 1942 y 1958), y directores como la dinastía de los Cardona, es decir, René Cardona padre con 145 películas en 45 años (entre 1937 y 1982), su hijo René Cardona Jr. con 100 películas en 36 años (entre 1964 y 2000) y su nieto René Cardona III con 72 películas en 22 años (entre 1988 y 2010), así como también otro prolífico director de larga trayectoria, Miguel M. Delgado con 140 películas en 49 años (entre 1941 y 1990), entre ellas la mayoría de las que protagonizó Mario Moreno (Cantinflas).

Repito que no veo ningún inconveniente en la cantidad de películas en que aparezca un actor o que realice un director. El enfoque debemos ponerlo en la calidad, no en la cantidad.

Igualmente, considero que no es necesario ser actor o actriz profesional, con formación académica, para tener un rol protagónico en una película, siempre y cuando el director sea capaz de lograr del neófito una buena actuación, como pasó con un joven estudiante universitario de economía, llamado Enrique Irazoqui, que como parte de un trabajo académico, fue a entrevistar a Pier Paolo Pasolini y a este le pareció que, por su físico, su mirada y su voz, el joven era adecuado para el papel protagónico de su próxima película, “Il vangelo secondo Matteo”, y se lo ofreció, a pesar de no poseer ninguna experiencia ni educación actoral. Resultado: el mejor Jesucristo de la historia del cine.

Recuerdo que la primera vez que vi “Il vangelo secondo Matteo”, fue en una tanda vermouth de las diez y media de la mañana, un Viernes Santo (no estoy seguro sin en 1970 o en 1971). También recuerdo que, durante gran parte de mis años de infancia y adolescencia, cuando todavía no había perdido la fe ni dejado de ser creyente, cada domingo iba a misa a las ocho de la mañana, regresaba a casa a desayunar y volvía a salir para ir al cine (Élite, Independencia, Olimpia, Santomé, Rialto, Leonor o Lido, que todavía no era porno), a la tanda vermouth de las diez y media de la mañana, que sólo costaba setenta y cinco centavos y después subió a un peso.

Estoy remontándome a la segunda mitad de la década de los sesenta y principios de la de los setenta. A partir de 1971, el Triple y el Plaza se añadirían a los cines mencionados. Todos ellos desaparecieron en las décadas de los ochenta y los noventa, con excepción del Lido, que siguió impertérrito con sus filmes porno hasta los primeros años  del siglo XXI. Pero las tandas vermouth habían desaparecido desde finales de la década de los setenta, con excepción de las sesiones sabatinas del Cine Club Lumiere que Arturo Rodríguez Fernández logró mantener hasta 2002.

Para mi grata sorpresa, en este verano de 2018 las tandas vermouth han resucitado, pues el sábado 21 de julio el Cinema Boreal (en Mamey, calle Mercedes 315) empezó a presentar películas a las doce del mediodía, los sábados y domingos, algo que pretende continuar de vez en cuando. Ojalá sea exitoso el experimento.

En la mencionada fecha, además de la película de las doce del mediodía, dicho Cinema Boreal presentó a partir de las 4:30 p.m. tres sesiones de cortometrajes realizados por estudiantes de la carrera de cine (que dirige Tanya Valette) de la Escuela de Diseño de Altos de Chavón, mientras en la semana del 16 al 20 de julio en el Auditorio del Recinto Santo Tomás de Aquino de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra se presentaron cortometrajes de estudiantes de su Departamento de Comunicación (que dirige Elvira Lora), en el marco de la actividad “La semana más corta”.

Tuve el placer de ver la mayoría de los cortometrajes presentados en ambos eventos (los de los chavoneros y los de la Pucamayma) y su alto nivel de calidad me llenaron de optimismo pues me induce a pronosticar un futuro brillante para el cine dominicano.

Mi almuerzo del referido sábado 21 de julio fue un delicioso “chivo bucanero” con moro de guandules en Maison Kreyol, un formidable restaurante de comida haitiana que les recomiendo, el cual, hasta la semana pasada, estaba muy cerca de Mamey y La Espiral 313 (en la Mercedes 321), pero hoy se muda a un local más amplio, también cercano, a dos cuadras, en la misma calle Mercedes (entre 19 de Marzo y José Reyes), donde programa ofrecer una serie de eventos culturales, incluyendo música en vivo los fines de semana, al igual que otro establecimiento que pronto abrirá sus puertas en la misma calle Mercedes (pero entre Arzobispo Meriño y Hostos) que se llamará Ramones Bar y Fiestas, reforzando la oferta de diversos espacios de ocio y animación cultural de la referida calle.

Enrique Irazoqui en el rol de Jesucristo.

A propósito de la Ciudad Colonial, en la Fortaleza Ozama tendrá lugar el 4to. Festival Internacional de Jazz Restauración el sábado de la semana que viene (18 de agosto). Una semana después (el sábado 25), el 22do. Dominican Republic Jazz Festival tendrá, a modo de avance, un concierto en Punta Cana, y luego otros conciertos a finales de octubre y principios de noviembre en Santo Domingo, Santiago, Puerto Plata, Sosúa y Cabarete, de acuerdo a lo informado en este enlace:

http://jazzendominicana.blogspot.com/2018/07/ya-viene-la-version-2018-del-dominican.html

Ahora permítanme recordarles la tradicional temporada de nuestra Orquesta Sinfónica Nacional, en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, con seis conciertos entre agosto y octubre, el primero de los cuales será hoy miércoles 8 de agosto a las 8:30 p.m. con la participación del pianista ucraniano Vadym Kholodenko, ganador de medalla de oro en el Concurso  Internacional de Piano Van Cliburn 2013. Una hora antes, es decir, a las 7:30 p.m. en el Bar Juan Lockward ofrecerá una conferencia sobre el repertorio del concierto Margarita Miranda de Mitrov, quien, por cierto, en estos días se estrena felizmente, para beneplácito del público melómano, como productora radial de programas de música clásica que se transmiten, de 9 a 10 de la noche los 7 días de la semana, a través de Raíces, la radiodifusora cultural de la Fundación Eduardo León Jimenes, en los 102.9 (zona sur) y 95.1 (zona norte) de FM, así como por internet en este enlace:

www.raicesradio.org.do

A propósito de melomanía y de ofertas musicales dignas de ser aprovechadas, recientemente he vivido, además del referido concierto de Concón Quemao y El Gran Poder de Diosa, cuatro gratas experiencias: martes, jueves y sábado de la semana pasada (31 de julio, 2 y 4 de agosto), en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, los tres conciertos de la temporada 2018 de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, que dirige el maestro Alberto Rincón; y el viernes de la semana antepasada (27 de julio), en la Sala Juan Francisco García del Conservatorio Nacional de Música, el concierto de clausura del taller de canto organizado por la Fundación Sinfonía que durante dos semanas impartió el maestro norteamericano Kamal Khan. Cuatro conciertos encantadores en los que se manifestó por todo lo alto el talento joven dominicano que está emergiendo en la música clásica y el canto lírico, lo que me motiva a recordar que, en una entrevista que hace casi un cuarto de siglo le hice a Eduardo Villanueva en la revista Vetas (número 8, diciembre de 1994), le pregunté: "¿Cuándo crees que podrá hacerse realidad el sueño de que el público dominicano amante de la ópera sea lo suficientemente grande y solvente para que el Teatro Nacional presente aunque sea una ópera al año, considerando lo caro que cuesta?". Esta fue su respuesta:

"Por ahora, creo que nuestra única solución son las óperas en forma de concierto, sin vestuario y sin escenografía, ya que esta forma (muy utilizada en América y Europa) reduce dramáticamente los gastos y permite importar figuras de renombre sin la presión del montaje escénico. Una ópera en forma de concierto no quiere decir que los cantantes no actúen ni se muevan dramáticamente y además, al tener mayor contacto con la orquesta y el director, garantiza una mayor calidad musical de la interpretación. Creo que con una selección concienzuda y una buena publicidad, el público llenaría la sala y los cantantes líricos tendrían mayores oportunidades de proyectarse, a la vez que se nutrirían del intercambio con figuras internacionales".

Dadas las circunstancias actuales y el emergente talento joven dominicano en la música clásica y el canto lírico, ¿habrá llegado el momento de poner en práctica lo sugerido hace 24 años por Eduardo Villanueva? Otro Eduardo tiene la respuesta.

Otra visita importante que tuvimos a finales de julio fue la de la cineasta costarricense Laura Astorga, a quien tuve el honor de conocer el sábado 28 en el Centro Cultural de España cuando presentó sus películas “Ellas se aman” (cortometraje de 2008) y “Princesas Rojas” (largometraje de 2013), seguidas de un cineforum en que la directora intercambió opiniones y respondió preguntas del público sobre ambas películas, su proceso creativo, los problemas y dificultades que enfrentan los cineastas en Costa Rica y la realidad social, política y cultural de su país.

Despido estas líneas refiriéndome a la tragedia clásica de William Shakespeare, “Macbeth”, la cual ha tenido varias adaptaciones al cine, entre las que recordamos las de Orson Welles (1948), Roman Polanski (1971) y Justin Kurzel (2015). También en “Macbeth” se basaron las películas “Trono de sangre” de Akira Kurosawa (1957) y “Hombres de respeto” de William Reilly (1990), así como una ópera de Verdi. 

Lo traigo a colación pues la obra de Shakespeare se proyecta en el cine Fine Arts Novo Centro, este domingo 12 de agosto a las 4:00 de la tarde, en un nuevo montaje del National Theatre de Londres, en el que Rory Kinnear y Anne-Marie Duff personifican a Macbeth y Lady Macbeth, respectivamente, bajo la dirección de Rufus Norris. Más información en este enlace: 

http://ntlive.nationaltheatre.org.uk/productions/66375-macbeth