Desde la Edad Clásica hasta nuestros días, la cuestión de qué es lo bello ha preocupado a los más grandes pensadores. Muchas opiniones encontramos al respecto y dependiendo de quien la defina y de la época cual viva, ésta tendrá su significado. Por lo general se cree que todo lo bello es arte o que todo arte es bello y aunque van de la mano y va a depender del espectador o escucha, no necesariamente esto es así.

La genialidad de los grandes artistas está en plasmar en su obra su sentir y pensar y provocar emociones al ser presenciada, escuchada o evaluada por los demás. Se suele decir que la música es la más abstractas de todas las Bellas Artes, pero con un poco de tolerancia e imaginación, dejándose formar parte del discurso, ésta puede ser la más descriptiva y explícita de todas las manifestaciones artísticas.

Una de las obras más bellas de la literatura de la música es el  Poema para Violín y Orquesta del compositor francés Ernest Chausson, sin duda alguna la más famosa de su producción musical. Esta obra de arte que tiene una duración de un poco más de un cuarto de hora,desde el primer acorde hasta el último está llena de una carga emocional y sentimental muy grande.

Toda la obra es un diálogo entre el violín y la orquesta, la cual es densa y a su vez muestra el dominio del compositor como orquestador. Sólo hay que escuchar la primera intervención del violín para darse cuenta de la tristeza y decepción que estará presente en toda la obra. Es evidente el dolor y desesperación cuando la melodía de las primeras dos cadencias del violín es repartida en los metales, mientras el violín ejecuta pasajes rápidos queriendo ya salir de esa agonía. Cada nota, cada pasaje por ambos, el violín y la orquesta, es una puñalada que nos da Chausson, a tal punto que se confunde quién es en realidad que sufre, si él, el solista, la orquesta o el escucha.

Como todo lo que nace muere, lo último que se escucha es un acorde esperanzador en tonalidad mayor, contrario al tono menor con que es narrada toda la obra, como si el compositor dijera que todo al final saldrá bien. O quizás quiso mostrarnos un rostro bueno de la muerte, que al llegar a ésta, descansamos de todos los sufrimientos.

Cada cabeza es un mundo y es libre de interpretar lo que quiera acerca de este poema. Lo que sí es que ésta es una de las piezas más bellas que se ha escrito y nadie debe morir sin escuchar esta obra de arte, donde lo bello está en la desesperación, el sufrimiento y  la tristeza.