– Lo único que yo sé, es esto: el arte es arte, o es mierda. El libro de los abrazos. Eduardo Galeano.
Por encima de la circunstancial polémica y las desafortunadas interpretaciones -más mal intencionadas que justas y respetuosas- están las obras, los hechos y el daño que hacen las letras de muchos de esos reguetones y dembows al imaginario de los niños y jóvenes dominicanos. La lesión está a flor de la dolida piel social, ni siquiera resiste una elemental investigación social. Solo hay que subirse en una Voladora (ómnibus privado/sindicalizado de la capital de la República Dominicana, manejado por semisalvajes choferes) -como hice un día, a la 1:30pm y tener que escuchar, en coro espontáneo, a aquellas niñas-adolescentes, aquellas ninguniaditas, cantar eufóricas unas letras NO APTAS PARA MENORES: con alto grado de violencia, sexo y lenguaje de adultos. Las busqué en internet, y un elemental análisis muestra la necesidad de fama, reconcomiento y baja autoestima/educación de quien las escribió, sin dejar de ser verdaderas aberraciones del idioma, del sentido común, violatorias de las normas de convivencia social, incitadoras constantes al sexo por el sexo, a la violencia de género y doméstica, entre otras lecturas . ¿Y eso es lo que intentó defender Ayala, con el frívolo argumento de que “lo clásico es veneno porque le gustaba a Hitler”? La música es música, buena o mala, fuera e independientemente del género musical o del tipo de público que lo consuma. Hay músicos y obras bailables que han perdurado por su genialidad y que son representativas de la identidad de una nación. Don Rafael Hernández es un ícono musical boricua/latinoamericano; Compadre Pedro Juan, es un símbolo de identidad cultural dominicana. Nacieron de la más auténtica creación popular, enalteciendo a un pueblo y sus valores, no desacreditándolo ni exacerbando sus males. No trascendieron por ser populacheras, ni por degradar a las mujeres, al idioma, ni a la sublimidad del acto amoroso, sino porque cantan desde las entrañas del pueblo y su idiosincracia. Perduraron por su valor artístico y cultural, exactamente por lo mismo que esos reguetones aberrantes, pasarán con más penas que glorias pero cuando pasen, ya habrán contribuido al deterioro irreparable en la ingenuidad, creatividad y fantasía infantil/juvenil que debiéramos preservar. Lo peor de esos reguetones no esa estructura armónica monótona y con un patrón rítmico repetitivo que hace abuso de sonidos, lo inconcebible son las letras degradantes que nos pretenden cosificar para convertirnos en papagayos, y no en los seres sentipensantes que por nuestra naturaleza humana, seguiremos siendo por siempre.
Pero… Maestro Molina con todo el respeto que usted merece como institución de la cultura dominicana que es, permítame decirle que la culpa máxima no es de esos reguetones de contenido aberrante y violento, pues hacer algo con intenciones de ser música, puede hacerlo cualquiera pero crear obras de arte que puedan difundirse por sus valores artísticos y éticos, no todos. No estoy de acuerdo con la censura ni de generos, temas ni estilos. La libertad de creación ha de ser respetada; pero toda sociedad tiene derecho a proteger y defender el universo audiovisual de sus niños y jóvenes, de conservar y fomentar sus valores y de mejorarse como sociedad. Cierto es que debemos hacer ingentes acciones por educar artísticamente al pueblo para que sepa apreciar, distinguir y discernir entre una obra de arte y algo que no lo es, pero lamentablemente, aún nuestro público no tiene ese nivel de apreciación artística y consume acrítica y miméticamente lo que le ofrecen, y más si ese tipo de producto utiliza los mismos códigos de comunicación de las amplias mayorías con bajo niveles de educación.
Por lo pronto, en nuestro país se hace urgente instrumentar regulaciones para difusión musical, al menos, en espacios públicos, en los medios de difusión, etc., ese tipo de producto de alto contenido de nocividad social no debiera difundirse. Salvaguardar la cultura y a nuestra niñez y juventud entraña una gran responsabilidad y compromiso, sobre todo, en los que tienen que velar porque la difusión musical esté regulada por los principios, valores y normas que nos distinguen, enaltecen como pueblo y los que debemos cultivar por el futuro de la patria.
Dembow y reggaetón como amenaza a la cultura. Artículo publicado en Areíto( 17/03/2012)
http://issuu.com/editorahoy/docs/17_03_2012_are_to_pdf_ok/7?e=0
Reggaeton, dembow, machismo y la cultura nacional: http://acento.com.do/2013/opinion/209729-reggaeton-dembow-machismo-y-cultura-nacional/
Selección de fragmentos de algunos reguetones:
“Amarrao en la cama yo encima de ella,
Amanecimos en la bañera
Y me la comí embarra de NUTELLA
Uso requisitos que otros no han usado
Y ella solo dice WAO.
Lo que yo hago nunca se ha inventado
(porque) ni el Kamasutra se lo han inventado…”
“Yo la conoco desde la secundaria
y no me la habia dao por mi bolsillo
y su malaria ahora la veo
en dicoteca casi enseñando la teta(…)”
“Tengo 7 lokas metia en la picina(go,go,go,go)
6 te hechan agua & 1 se da vida(we gotta go)…
El duerme matando moquito
& ella duerme matando a otro tipo
EL duerme matando moquito
& ella duerme matando a otro tipo.
Si yo la agarro le doi un toma Que lleva, lleva
Mira lo que ella lleva, lleva” http://www.musica.com/letras.asp?letra=1967561