Muchos amantes de la ópera tienen al menos la zarzuela por estimarla un género inferior. Pero las mejores composiciones de ese género musical de origen español se igualan en calidad a las producciones de los grandes compositores operáticos y en algunos casos demandan mayor capacidad vocal y dominio escénico, dado que la zarzuela  mezcla canto con partes habladas e instrumentales.  Es por eso que erróneamente se le identifica con la opereta, género de origen francés históricamente muy posterior al género musical español.

También suele comparársele con la ópera-comique francesa e incluso con el llamado singspiel alemán, género en el que muchos autores ubican

La flauta mágica  de Mozart, la última de sus composiciones escenificadas en vida del autor, estrenada en Viena el 30 de septiembre de 1791, bajo su dirección.

Si bien la zarzuela no ha tenido la expansión mundial de la ópera, tanto en la tradición italiana como en la alemana, su difusión con los años se expandió a Hispanoamérica, especialmente en Argentina y Cuba, uno de cuyos más famosos compositores, Ernesto Lecuona, compuso en 1930 María La 0, que rápidamente se convirtió en una de las favoritas de los productores y cantantes de aquella época. Aunque la zarzuela no es muy popular en nuestro país, siempre ha gozado de muchos aficionados y son particularmente conocidas en esos ambientes entre otras las siguientes: Agua, azucarillos y aguardiente, Doña Francisquita, La alegría de la huerta, La bruja, La del manejo de rosas, La leyenda del beso, La  tabernera del puerto,  Luisa Fernanda y Los gavilanes, quizá la más conocida en el país por las famosas grabaciones del barítono dominicano Eduardo Brito.

Los grandes tenores españoles Plácido Domingo, José Carreras, Jaime Aragall, Miguel Fleta, Hipólito Lázaro y Alfredo Kraus, incluyeron en sus repertorios lo mejor de la zarzuela.