Caracas, Venezuela (EFE).- El gobierno de Venezuela, que encabeza Nicolás Maduro, ofreció este sábado diálogos a la oposición y a los países de la región que le adversan en un intento por superar la crisis de legitimidad del presidente gobernante, cuyo nuevo mandato no reconocen sus detractores locales y externos.
El propio Maduro dijo durante un encuentro que sostuvo este sábado con representantes de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que pidió ayuda a este órgano para relanzar los diálogos políticos con la oposición y acabar el "conflicto estéril" entre las dos fuerzas.
Maduro, del Partido Socialista Unido de Venezuela, es el sucesor de Hugo Chávez. El chavismo gobierna Venezuela desde 1999.
"La ONU nos tiene que ayudar mucho en el diálogo nacional (…), ojalá más temprano que tarde haya criterios favorables que nos conduzcan al diálogo y entendimiento superior para el país", dijo en declaraciones que recogió la televisión estatal VTV.
El mandatario explicó que hizo esta solicitud de ayuda al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, durante su participación en la Asamblea General de la institución en septiembre pasado.
No indicó qué respuesta recibió ni cuál es el estatus de esta nueva tentativa de diálogo, que ya trató de impulsar en varias ocasiones durante el 2018.
El Gobierno de Maduro y la oposición ya entablaron una mesa de negociaciones a finales de 2017, pero acabó sin resultados a principios de 2018 cuando ambas partes se acusaron de romper los primeros acuerdos alcanzados y el antichavismo se negó a firmar un documento de compromiso por considerarlo contrario a sus reclamaciones.
Varios dirigentes opositores, como los excandidatos a la Presidencia Henrique Capriles y Henri Falcón, dijeron varias veces durante 2018 que la solución a la acuciante crisis política y económica que atraviesa Venezuela pasa por la negociación, aunque reconocieron que no existían condiciones para el diálogo.
Las declaraciones de Maduro surgen después de que la oposición y numerosos países anunciaran que no reconocen la legitimidad del nuevo mandato que juró el jueves ante el Supremo el líder chavista, que le mantendrá en el cargo, al menos, hasta 2025.
Sus detractores señalan que, al haber sido reelegido en unas elecciones consideradas fraudulentas y a las que no se presentó el grueso de la oposición por estar presos o inhabilitados sus principales dirigentes, su legitimidad está lesionada.
En tanto que esta misma jornada, el ministro de Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, propuso una cumbre de países americanos que acerque posturas y acabe la presunta "intolerancia política" que, dijo, se aplica en la región contra el Gobierno venezolano.
Arreaza señaló que este encuentro podría darse durante una cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que realiza reuniones anuales desde 2013 y cuya presidencia pro témpore reposa en el mandatario salvadoreño y aliado de Maduro, Salvador Sánchez Cerén.
Trece de los catorce países del Grupo de Lima, críticos con la Administración del presidente venezolano, señalaron hace una semana que no reconocen la legitimidad de Maduro, reelegido en unos comicios que tachan como "fraudulentos".
Asimismo, la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá han cuestionado la legitimidad de Maduro, un exfocher de autobús y exsindicalista de 56 años que gobierna Venezuela desde 2013.
Pero el Parlamento, el único poder que controla el antichavismo, no cogió la cuerda del diálogo y este mismo sábado reiteró que trabaja en una hoja de ruta para acabar con lo que considera la "usurpación" de la Presidencia a manos de Maduro.
El jefe de la Cámara, Juan Guaidó, dijo durante una reunión organizada por la plataforma opositora Frente Amplio que el antichavismo tiene hoy "todas las piezas del rompecabezas" para desalojar a Maduro del poder.
"Tenemos el respaldo social y el acompañamiento internacional, ahora toca armar ese rompecabezas", aseveró.
En ese sentido, reiteró su llamado a una manifestación en las calles el próximo 23 de enero, que consideró un "primer llamado a la acción", cuando se conmemoren los 61 años del fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Estas tensiones diplomáticas ocurren, además, en medio de la acuciante crisis económica y política que atraviesa Venezuela, y que se expresa en escasez generalizada, hiperinflación y un éxodo de más de 3.000.000 de personas, según cálculos de la ONU. EFE