31 ago (EFE).- La ahora expresidenta de Brasil Dilma Rousseff afirmó que hoy se ha consumado un "golpe de Estado" con su destitución, que fue decidida por el Senado.
Por otro lado, el Gobierno de Cuba rechazó hoy "enérgicamente" el "golpe de estado parlamentario-judicial" contra la recién destituida presidenta brasileña Dilma Rousseff, y lo calificó como otra expresión de la ofensiva imperialista contra América Latina y el Caribe.
"El Gobierno Revolucionario de la República de Cuba rechaza enérgicamente el golpe de estado parlamentario-judicial que se ha consumado contra la presidenta Dilma Rousseff", señala una nota publicada hoy en la página oficial de la Cancillería cubana.
En el texto se indica que la separación de Rousseff de la Presidencia "sin que se presentara ninguna evidencia de delitos de corrupción ni crímenes de responsabilidad", constituye "un acto de desacato a la voluntad soberana del pueblo que la eligió".
La extensa misiva de apoyo a la exmandataria de Brasil, uno de los principales aliados de Cuba en la región, enumera los logros de la gestión de Rousseff y el Partido de los Trabajadores en temas como "la situación internacional en defensa de la paz, el desarrollo, el medioambiente y los programas contra el hambre".
Además, destaca los esfuerzos del anterior presidente Luiz Inácio Lula da Silva y de Rousseff "por reformar el sistema político y ordenar el financiamiento de los partidos y sus campañas, así como en el apoyo a las investigaciones contra la corrupción que fueron abiertas y a la independencia de las instituciones encargadas de ellas".
Para el Gobierno de la isla lo ocurrido en Brasil es "otra expresión de la ofensiva del imperialismo y la oligarquía contra los Gobiernos revolucionarios y progresistas de América Latina y el Caribe, que amenaza la paz y la estabilidad de las naciones".
"Cuba ratifica su solidaridad con la presidenta Dilma y el compañero Lula, con el Partido de los Trabajadores, y expresa su confianza en que el pueblo brasileño defenderá las conquistas sociales alcanzadas, se opondrá con determinación a las políticas neoliberales que intenten imponerle y al despojo de sus recursos naturales", concluye la nota.
El Senado brasileño destituyó hoy a Rousseff por 61 votos a favor y 20 en contra, en una decisión que también confirma como presidente de Brasil a Michel Temer, quien seguirá en el poder hasta el 1 de enero de 2019.
Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Ecuador condenan destitución
Desde Washington, Estados Unidos, los gobiernos de Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Ecuador condenaron hoy ante la Organización de Estados Americanos (OEA) "el golpe de Estado parlamentario" que consideran dio el Senado brasileño al destituir definitivamente del cargo a la presidenta Dilma Rousseff.
"Aunque aún este Consejo no se haya dado por enterado, se ha dado un golpe de Estado parlamentario en el país más grande de Suramérica", llamó la atención el embajador de Bolivia, Diego Pary, en un Consejo ordinario semanal que discurría sin alusiones a la noticia que ocupaba todas las portadas de diarios.
"Creíamos que la democracia estaba consolidada pero esto nos muestra que la democracia siempre estará frente a los desafíos siniestros de la oscura historia antidemocrática", afirmó Pary, para subrayar después que "la legitimidad solo la entrega el voto del pueblo".
La representante alterna de Venezuela, Marlene Da Vargem ,mostró su apoyo al embajador boliviano, condenó "el golpe de Estado parlamentario" e insistió en que "solo los ciudadanos pueden decidir".
El representante alterno de Nicaragua, Luis Exequiel Alvarado, condenó también "el golpe de Estado parlamentario en contra de Dilma" y dijo que "las fuerzas regresivas del hemisferio siguen trabajando para provocar golpes de Estado en contra de los gobiernos progresistas de la región".
El embajador de Ecuador en la OEA, Marco Vinicio Albuja, leyó un comunicado de su Gobierno en el que se asegura que "políticos adversarios se confabularon para remover de su cargo a Rousseff".
Albuja habló también de "espurio procedimiento de destitución", remarcó que "no se probó que la mandataria haya cometido delitos" y consideró que se trata de "sucesos inaceptables en el siglo XXI que constituyen un grave retroceso en la consolidación de la democracia en la región".
La delegación de Brasil tomó la palabra después de haber escuchado estas intervenciones pero se limitó a decir: "Brasil agradece la solidaridad en este momento difícil de nuestra historia sobre el cual nos pronunciaremos en otras sesiones".
Ningún otro país tomo la palabra para referirse a este asunto y tampoco lo hizo el secretario general de la OEA, Luis Almagro, una de las voces internacionales que más ha defendido a Rousseff en este proceso.