"No es posible que una libra de arroz nos siga costando 3,000 litros de agua", se quejaba el ministro de Economía, Miguel Ceara Hatton. La protesta breve es apenas un detalle del panorama, desolador y silente, del agua en la República Dominicana.

Fuentes de agua que se acaban, ríos convertidos en cloacas y una demanda del líquido camino a superar la oferta, que se pierde en porcentajes exorbitantes: más del 60 % del agua utilizada agricultura es desperdiciada y entre el 50 y 60 % del APS (agua potable y saneamiento) se pierde por la mala condición de las redes y distribución.

Este miércoles, el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo presentó a un grupo de periodistas su propuesta de Pacto por el Agua, y allí dejo ver el diagnóstico desolador sobre su uso en República Dominicana, y la solución a largo plazo por un costo de 8,564 millones de dólares.

Camino a una escasez crónica

Gilberto Reynoso, director del Gabinete del Agua del Gobierno y una autoridad en materia de su estudio, explica que de 100 litros que llega a los hogares para el consumo, regresan a los ríos cerca del 70 % del agua, pero altamente contaminada, un problema que tiene origen en la mala operación de las presas, que no han respetado los caudales ecológicos del los ríos para mantenerlos con vida.

"Los ríos son entes con vida. Si lo secamos y lo dejamos a expensas de que el agua que conduzca es la que le retorna, ya agua degradada, entonces estamos convirtiendo en lugar de río, cloacas. Eso es lo que ha pasado con la mayoría de los ríos dominicanos". Y menciona varios ejemplos: Yaque del Norte, Ozama, Higuamo…

"Si las presas la operáramos con el sentido de que respetáramos los caudales ecológicos para mantener la vida de un río, la cosa fuera otra"

Reynoso también señala que históricamente se ha operado el uso del agua, en atención a la demanda y nunca se ha balanceado con la oferta. Otro ejemplo para aclarar el panorama: a la capital entra alrededor de 16 metros cúbicos de agua por segundo, un caudal que debiera dar para una población cinco veces mayor a la que tenemos en Santo Domingo, explicó el experto.

"Si no le ponemos atención a la gestión y uso de recurso agua, posiblemente vamos a entrar en una crisis muy difícil de revertir", advirtió, previo a introducir los datos sobre las 10 provincias del territorio dominicano que ya demandan más del 100 % de la disponibilidad del agua, mientras otras siete están en alerta amarilla, casi también superando la demanda, con datos del 2020.

 

Si no hay cambios en el ritmo del uso del agua, para el 2025 la cantidad de provincias con una demanda por encima de la su oferta, aumentaría de 10 a 17. Reynoso advierte que al final de esta década, "estaríamos encaminándonos a una escasez crónica del líquido en el país".

El problema del riego y tarifas a los arroceros

"Si hiciéramos eficiente el uso de los recursos en agricultura básicamente, y corrigiésemos las grandes pérdidas que ocurren en los sistemas de distribución de agua potable, nosotros volviéramos a una situación que no fuera tan escandalosa", apunta Reynoso.

La agricultura es la principal fuente de demanda de agua en el país. Solo el riego tiene una proyección de demanda del líquido del 49 %, unos 6,430 milímetro cúbico por año, de un total de 13,232 estimados en el 2020.

Dentro de ese sistema de riego, se vuelve a mencionar el tema del arroz. Reynoso apunta que para producir una sola libra, se puede llegar a gastar 5,000 litros de agua, en razón de que, "como al productor el agua no le cuesta", la utilizan como mecanismo para controlar la maleza.

Una de las propuestas del Gobierno en el Pacto por el Agua, precisamente, va dirigida al sector arrocero, con la implementación de tarifas en el uso del agua que controlarían su consumo. Otras medidas seria cambiar los sistemas de riego. El ministro Ceara Hatton señaló a esas alturas, que es posible financiar esas transformaciones o buscar financiamiento internacional, "porque eso cuesta mucho dinero, pero nos garantiza agua".

El equipo del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo que presentó estos datos, fue muy enfático en señalar que la solución al uso del agua en el país puede tomar hasta 30 años, y el Gobierno no podrá resolverlo solo. Por eso, la actual gestión tiene ya un año trabajando en el diseño y propuesta del Pacto por el Agua, que de hecho, es una de las reformas acordadas en el Diálogo Nacional, que tendrá como escenario de discusión este mismo ministerio.