SANTO DOMINGO, República Dominicana-. Conforme a las informaciones oficiales publicadas por la Superintendencia de Bancos en su página www.sb.gob.do en la sección de estadísticas, la cartera de crédito destinada al sector agrícola creció durante el mes de abril del 2021 con respeto al mismo mes del año 2020, en un 2.4%, con una variación absoluta neta de RD$578.48 millones de pesos.

La cartera de crédito del sector agrícola apenas representa un 1.9% con relación a la cartera total del sector financiero, es decir, que de cada 100 pesos que prestan las entidades bancarias, un peso con noventa centavos es destinada al financiamiento al sector agrícola.

Los números revelan la necesidad de crear las condiciones para que los productores agrícolas, sobre todo los rurales, puedan acceder a un mayor financiamiento por parte del sector financiero formal.

El financiamiento rural abarca un amplio espectro de actividades productivas, la agricultura primaria o moderna, la ganadería, la pesca, la foresta, la pequeña industria rural, la artesanía rural, entre otros. Cada zona del país tiene sus características peculiares, sin embargo, existen varias razones que limitan el acceso al crédito por parte de los productores rurales, lo que provoca que los bancos no prioricen el financiamiento a dicho sector, las cuales citamos a continuación:

  1. Altos costos operativos de gestión y supervisión. El financiamiento rural es bajo en montos, pero alto en número de prestatarios, lo cual influye en los costos operativos. Sumado a la percepción de alto riesgo que los bancos asocian con la actividad rural.

 

  1. La estacionalidad de las cosechas. La producción rural se caracterizan por ser estacional, no todo se produce al mismo tiempo ni en la misma época. Por lo tanto, es muy complicado para los bancos evaluar la capacidad de pago del deudor rural, tomando en cuenta los flujos de ingresos estacionales, y otorgar un crédito con una amortización homogénea que está correlacionada a la estacionalidad de los ingresos del deudor rural.

 

  1. Riesgos inherentes. Varios riesgos afectan al financiamiento de las actividades agrícolas. Las principales están relacionadas a las condiciones climáticas y de producción, que afectan la fluctuación de precios del mercado, por la incertidumbre sobre los rendimientos o el clima. Los cambios en las políticas de importación también constituyen riesgos importantes. Las plantas y animales están igualmente expuestos a plagas o enfermedades.

 

  1. Los riesgos de precios y mercados: El tiempo transcurrido entre el inicio de la actividad productiva y el momento de comercialización, implica la incertidumbre sobre los niveles de precios del mercado. La situación se presenta con énfasis en las producciones anuales, y empeora en el caso de producciones perennes.

 

  1. Falta de garantías. En función al tipo de producción a desarrollarse varía el monto de inversión requerida. Los pequeños productores rurales tienen bajos niveles ingresos, y poseen escasos activos físicos, por tanto es limitada la disponibilidad de garantías bancarias convencionales que las familias campesinas pueden ofrecer. En muchos casos, existen problemas legales de titulación de tierras, los campesinos no pueden demostrar que las tierras donde desarrollan sus actividades es propiedad de ellos, en adición se suma la falta de seguros para garantizar el financiamiento.

 

  1. Los riesgos morales causados por intervenciones que distorsionan el mercado: Existe el riesgo de intervenciones que distorsionen la conducta de los prestatarios ante sus compromisos financieros. Como ejemplo, intervenciones que conceden subsidio, ampliación de plazos, y tasa cero de intereses, incluso condonación de deudas, por lo cual se ha creado una cultura de no pago por parte de los productores agrícolas.

 

  1. La pobreza rural. Las familias rurales constituyen normalmente unidades integradas de producción y consumo, y en un alto porcentaje están sumidos en la pobreza. Es común que en respuestas a sus necesidades, estas familias puedan destinar los fondos prestados a consumo para subsistir, y no precisamente a producción e inversión para lo cual solicitan el préstamo.
Siembra de berenjena. Fuente externa.

Es importante distinguir la diferencia entre financiamiento agrícola y financiamiento rural, la cual citamos a continuación:

Financiamiento agrícola: Son los préstamos destinados al financiamiento de las actividades productivas del sector agrícola. Incluye la producción de bienes agrícolas, la prestación de servicios, procesamiento, almacenamiento, distribución, comercialización, transporte y actividades conexas.

Financiamiento rural: abarca los créditos agrícolas a los pequeños productores rurales y los préstamos concedidos a empresas rurales no agrícolas.

Cabe señalar que la demanda del crédito rural ha sido cubierta tradicionalmente por el Banco Agrícola, Organismos No Gubernamentales (ONG’s), Cooperativas de Ahorro y Crédito y Servicios Múltiples, Asociaciones de Productores, Bancos privados de Ahorro y Crédito, Corporaciones de Créditos, y Fondos Estatales para el desarrollo agrícola.

Los números y las limitaciones que enfrentan las entidades bancarias, muestran que se requieren de medidas que permitan un mayor financiamiento al sector agrícola y a los productores rurales, a tasas de interés razonables, en aras de garantizar la sostenibilidad de la actividad agropecuaria en la República Dominicana.

La columna “La Banca Dominicana por Dentro”, es desarrollada por Jesús Geraldo Martínez, en el interés de aportar al fortalecimiento del Sistema Financiero Dominicano desde una perspectiva analítica y práctica orientada a la formación de conocimientos y divulgación de informaciones exclusivas de dicho sector. Para contactar con el autor puede escribir a jgmartinez20@icloud.com .