Los tiempos que vivimos son complejos y desafiantes; nos exigen cambio de mentalidad y apertura continua a nuevas situaciones y aprendizajes. Es el tiempo de la incertidumbre y de la volatilidad, que nos lleva a enfrentar nuevos retos y a ejercitarnos en formas distintas de pensar y de actuar. Los humanos tenemos la tendencia a recrearnos en el pasado y a reproducir lo vivido anteriormente, como lo mejor e insustituible. Sin eliminar la riqueza y valía del pasado, hemos de saber que los tiempos de este Siglo nos alertan para que nos abramos a lo incierto, a lo que no controlamos ni podemos recomponer a nuestra medida ni, mucho menos, a nuestro gusto. Los tiempos actuales tienen la magia de movilizarnos a la búsqueda de estrategias diferentes para comprender su lógica y avanzar en la construcción de nuevos conocimientos y culturas. No dudamos que estamos en tiempos difíciles. Su dificultad no ha de provocar miedo ni paralización alguna. Ha de inducirnos a la puesta en ejecución de una pedagogía que, además de ayudarnos a construir sentidos, nos disponga a trabajar en una perspectiva de transformación y cambio. En este marco nos preparamos para celebrar los 65 años de la presencia de la Pedagogía de Pedro Poveda en la República Dominicana, 1954-2019. Poveda diseñó una pedagogía para tiempos difíciles que ha impactado la educación dominicana en el ámbito de la formación de educadores. El arquitecto de este pedagogía se caracterizó por la pasión de aprender haciendo y de construir procesos educativos vertebrados por un carácter humanizante y tesonero.

La vigencia de la pedagogía de Pedro Poveda en la República Dominicana es un hecho digno de celebración, por sus aportaciones a una visión integral de la formación de los educadores. Desde sus inicios la concibió y proyectó como un proceso sistemático que ha de tener en cuenta a la persona en todas sus dimensiones, contextos y necesidades. Es una pedagogía para interpretar y construir desde la complejidad, haciendo de la educación una experiencia artística al proponer la profundización de las ciencias articulada a la fuerza y creatividad del arte. Uno de los aspectos más valiosos de la pedagogía povedana es la orientación a la constitución de sujetos. Esta condición es fundamental, para poder intervenir socialmente sin instrumentalización y desde un proyecto de nación que incluye a todos. Se advierte un llamado continuo a que la persona se forme siendo ella tal cual es; a que aporte iniciativas en la construcción de los procesos socioeducativos y que se involucre en un clima de expansión. El rigor de la formación no recorta la alegría; tampoco los espacios de libertad y de creación de las personas. Asimismo, es una pedagogía para tiempos difíciles, por la virtualidad que posee para preparar para afrontar y recomponer el conflicto; por los valores y referentes conceptuales, metodológicos y prácticos que ofrece para no eludir la complejidad; y actuar proactivamente en ella y desde ella.

Los ejes troncales de la pedagogía povedana son consistentes y podrían sintetizarse en:

* Una espiritualidad de encarnación que dilata el corazón y refuerza el pensamiento crítico. Este pensamiento opta por un razonamiento comprometido con los derechos y responsabilidades de las personas y de la sociedad.

* Una formación permanente, en la que el estudio no solo es necesario, es imprescindible para comprender y promover cambios sustantivos en las diversas realidades y personas que se acompañan.

*Una pedagogía para el cambio y la transformación personal y social. Las personas y los contextos se asumen como cauces para buscar y construir el bienestar colectivo; el poder ha de asumirse como una expresión genuina del servicio que prioriza a los más vulnerables. Por ello es una pedagogía incómoda para los que trabajan movidos por concentración del poder y la exclusión de los que más necesitan.

Síntesis de la pedagogía de Pedro Poveda: articulación dinámica de la ciencia y la fe para arribar a un “humanismo verdad”.