En el país no existe un sistema consolidado de evaluación del desempeño docente, aunque está establecido en la Ley de Educación 66´97. De hecho, la última ocurrió 9 años atrás. Según esta ley, el artículo 151 establece: “La política salarial […] se vinculará al Escalafón Magisterial, con el esquema de incentivos”.
La evaluación del desempeño docente, cuya primera fase concluyó en diciembre pasado con la que participación de 44,959 maestros y profesores; para la segunda fase quedaron 21,406. Ambas son, básicamente, para aplicar los incentivos pendientes. Según Denise Vaillant (2015), en muchos países las políticas de incentivos aparecen estrechamente vinculadas con el sistema de evaluación docente. Sin embargo, estas políticas de incentivos ligadas a la evaluación docente no han dado resultados, porque los mecanismos de evaluación que llevan al otorgamiento de los incentivos tienen muchas debilidades constatadas. En muchos casos los docentes buscan ayuda para preparar la clase que van a presentar, por ejemplo.
En educación, como en cualquier otra área, evaluar es un ejercicio de comparación y se compara para saber el nivel de logro de los objetivos y competencias establecidos en el curriculum, por tanto, la evaluación es una actividad que va después de la definición de lo que se quiere obtener, en este caso conocer el grado de desempeño de los maestros y profesores de la educación preuniversitaria dominicana. Asimismo, es una herramienta para mejorar, tanto los procesos como los resultados. Consecuentemente, se evalúa para tomar decisiones fundamentadas en los resultados.
En ese sentido, el ministro de Educación dijo en el Seminario-Taller: Evaluación del Desempeño Docente 2017: “el objetivo de este proceso es, no sólo aplicar los merecidos incentivos a los maestros, sino, fundamentalmente, hacer un diagnóstico de las fortalezas y las debilidades para la mejora de la calidad educativa”. Y agregó: “la evaluación por desempeño no será para juzgar quién lo hace bien o mal, “qué maestro es bueno o malo. Más bien pretende identificar debilidades y fortalezas en nuestro magisterio para saber dónde hacer mayor énfasis en la formación continua”.
Esta evaluación diagnóstica del desempeño docente indica dónde está ubicado cada docente, según obtenga la categoría de excelente, muy bueno, bueno o mejorable en los cinco aspectos que evalúa: observación de clase, planificación, ejercicio del rendimiento profesional, evaluación del director y autoevaluación. A continuación se presentan los resultados en las tablas 1 y 2.
En los resultados porcentuales promedios que presenta la Tabla 1, se observa que el 4% de los docentes evaluados quedó en la categoría Excelente, el 38% en Muy Bueno, el 39% en Bueno y el 19% en Mejorable. Es decir, que si se suman los tres primeros porcentajes totalizan 81%. Estas cifras positivas motivaron a Víctor García, a nombre de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), a expresar:
“Constituye una bofetada para algunos sectores del país que viven diciendo que la educación pública es lo más malo” (sic).
En cuanto a los resultados por Dirección Regional, en la categoría Excelente los porcentajes promedios oscilan entre 0.0 y 9.3, obtenidos por los docentes de Bahoruco y Montecristi, respectivamente. En la categoría Muy Bueno, el menor porcentaje es 2.3 para los docentes de Bahoruco y el mayor 67.2 para los de Mao. En la categoría Bueno, el menor porcentaje es 22.6 para los docentes de Mao y el mayor es 49.5 para los de Puerto Plata.
En términos generales, la Dirección Regional con mejor desempeño de sus docentes, de acuerdo a los puntajes promedios obtenidos es Montecristi, que acumula 93.6% en las categorías positivas y 6.5 en Mejorable, mientras que la de Bahoruco acumula 29.9 en las categorías positivas y 70.1 en Mejorable.
En la Tabla 2, se observa que los directores de los centros educativos evaluaron al 75.6% de sus docentes como excelentes; pero solo el 66.8% de ellos se reconoce como tal en la autoevaluación, es decir que el 8.8% no se ubica en esa categoría.
Se revela en esta tabla una contradicción, porque según los evaluadores, el 33.3% de la población docente necesita mejorar el proceso enseñanza-aprendizaje; el 62.0% la planificación de clase y el 27.8% el rendimiento profesional. Mientras que para los directores y los docentes apenas el 2.3 y 3.7%, respectivamente, deben mejorar su práctica.
La puntuación promedio en la categoría Excelente que otorgaron los directores de centros y la que se adjudicaron los docentes en la autoevaluación (75.6 y 66.8), sorprenden y preocupan, porque no hay forma de explicar cómo con una población de docentes excelentes tan significativa, los estudiantes no están aprendiendo lo que tienen que aprender. Así lo han demostrado las tres evaluaciones del LLECE/UNESCO, denominadas PERCE, SERCE y TERCE aplicadas en el Nivel Primario y la primera de la OCDE con PISA, los primeros años del Nivel Secundario. En todas, los estudiantes dominicanos han quedado en los últimos lugares.
Ante los resultados sorprendentes y preocupantes de esta evaluación del desempeño docente, corresponde ahora al Ministerio de Educación y al Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa evaluar la evaluación, para que en otras futuras se obtengan resultados más confiables.