Danilo Medina cumplió con su deber como gobernante al pronunciar un discurso equilibrado y garantizando el mantenimiento de la democracia, y ofreciendo el apoyo de las instancias estatales a la Junta Central Electoral.
Sin embargo, parece que el discurso no fue suficientemente convincente. Los actores políticos, los partidos y sus líderes, han mantenido una posición inquietante debido a que hay señales de que el presidente dijo una cosa y entidades de seguridad del Estado actúan como si le hubiesen ordenado hacer otra cosa.
La rueda de prensa a las 8 de la mañana de este martes del director de la Policía Nacional, el general Ney Aldrin Bautista Almonte, derrumbó todo cuanto dijo el presidente, y los partidos políticos le cogieron la señal, como un esfuerzo coordinado del gobierno para tapar las pruebas que habrían compartido el empleado de la empresa Claro, Manuel Antonio Regalado Martínez, y el coronel de la Policía que forma parte de la seguridad del candidato presidencial Luis Abinader, Ramón Antonio Guzmán Peralta, sobre cómo miembros del Departamento Nacional de Investigaciones actuaron para dañar el sistema del voto automatizado de la Junta Central Electoral. Es un tema por aclararse, pero la dirección de la investigación es sinuosa.
Por esa razón los partidos, convocados para las 4 de la tarde de este martes, para discutir las boletas electorales, se negaron a asistir. Dijeron que previamente la JCE debía realizar una audiencia pública, televisada, informando los datos que posee sobre cómo se desvirtuó el voto automatizado, y diciendo si hay elementos del gobierno en esa afectación que indujo a la cancelación de las elecciones.
Las elecciones municipales extraordinarias del 15 de marzo ya están convocadas. Queda por determinar la confianza que inspiran las autoridades electorales para esas elecciones y las legislativas y presidenciales de mayo. Si se emprende una campaña contra los actuales miembros titulares de la JCE habría que contemplar la posposición de las elecciones de marzo y las de mayo. Tampoco habría posibilidad de que el Senado escoja miembros de consenso. El senado está controlado por el PLD y por Danilo y cualquier selección que allí se produzca tendrá el sello de la fragmentación y la discordia.
Los miembros de la JCE actuaron con demasiada confianza en la acogida al voto automatizado. No sabemos aún si algún factor extraño se introdujo con la intención de dañar el software, o si fue el factor humano que no cumplió con los procedimientos. Tampoco sabemos si el fallo ocurrió intencionalmente por manos de dentro de la JCE. Falta esperar que el Pleno de la JCE hable con datos. Hay cansancio, agotamiento, irritación y deseos de protestas. Es probable que alguna gente de desanime y no acuda a votar en las elecciones de marzo y las de mayo. Pero también ha habido casos de personas que no votaban y que ahora dicen que irán a votar.
La JCE está obligada a ofrecer las informaciones que posee hasta ahora sobre las razones que impidieron que el sistema de voto automatizado se interrumpiera en casi el 90 por ciento de los centros en los que se instaló. Debe actuar con rapidez. Es más que un reclamo que hacen los partidos de oposición, que son actores protagónicos: Es una exigencia.
La JCE luego de la explicación que ofrezca debe mantenerse al frente del proceso y actuar con absoluta independencia, y desde ya el Poder Ejecutivo debería recibir el presupuesto con el total de los fondos que serán necesarios, y entregarlos con tiempo, para que el organismo no dependa, como hasta ahora, de los momentos en que el gobierno puede desembolsarle dinero. Así haremos más equilibrado el proceso.
Los mayores riesgos de una desestabilización aún no han sido desactivados. Nadie ha hablado de diálogo, y no parece posible que ocurra algún encuentro de líderes del PLD y del gobierno con líderes de la oposición. Las puertas del diálogo están cerradas. Y las acusaciones siguen abiertas, cada día, cada hora, generando sorpresas e incertidumbre. Todo se sabe, en la era de la información y las redes sociales. El país tiene que seguir en democracia. Es lo que más conviene.