Rafael Blanco Canto, el nuevo presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada, ha iniciado una gestión prometedora al frente del mayor sindicato empresarial de la República Dominicana.
Su discurso de toma de posesión al frente del CONEP fue valiente y con una claridad que dejó a su auditorio complacido y satisfecho, con la idea de que estaría muy bien representado por este empresario del sector turístico, que no se anda con insinuaciones y dice las cosas con claridad.
Inició un periplo por el liderazgo político, y se reunió con Luis Abinader, Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado. Posteriormente se reunió con el presidente de la República, Danilo Medina. Hay que suponer que seguirá reuniéndose con otros dirigentes, incluyendo a los dirigentes de partidos más pequeños, pero no menos importantes, como el candidato presidencial del Frente Amplio, Fidel Santana, o el presidente de Alianza País, Guillermo Moreno, sin olvidar a Eduardo Estrella de Dominicanos por el Cambio.
Rafael Blanco Canto sorprendió al público que asistió a su toma de posesión. Fue claro en relacionar la historia de las demandas del sector empresarial con la realidad que vive hoy la República Dominicana, y dijo que alguna gente hasta se reiría si viera el tipo de reclamos del CONEP en el pasado, que ahora son parte de la historia de los dislates económicos de los gobiernos dominicanos.
Sin embargo, la sorpresa fue mayor cuando abordó directamente la cuestión política y se refirió a un partido en particular: a los perredeístas les exhortó a unirse, y allí estaban en primera fila Luis Abinader, del PRM, y Miguel Vargas Maldonado, del PRD, que representan corrientes salidas de un mismo tronco, pero que andan trayectos partidarios diferentes.
¿Es Rafael Blanco Canto un político partidista, que se inmiscuye en los asuntos internos del PRD? No, ni siquiera pensarlo. Es un empresario exitoso, que ha desarrollado muchos proyectos, que tiene inversiones en grandes hoteles y que ha sido presidente de la Asociación Nacional de Hoteles y Restaurantes (ASONAHORES).
El nuevo presidente del CONEP entiende bien su rol como dirigente del sector empresarial. Es partidario de la alternancia de los partidos políticos en el poder, y sabe que el predominio de una sola fuerza política de todas las instancias del Estado representa un grave riesgo para la calidad de la democracia y la transparencia de las instituciones en el país.
El modelo económico tiene sus fallas, pero si es un solo partido que lo controla todo, el poder de esa maquinaria política se impondrá y no dejará espacio de libertad para hacer negocios ni para que haya reglas del juego claras, excepto las que los dirigentes de ese partido dispongan.
Por eso es correcto el discurso del presidente del CONEP, y es beneficioso que siga el periplo con los dirigentes de las diversas fuerzas políticas. Es bueno que lo haga el nuevo presidente del CONEP, porque la sociedad dominicana ha perdido los entes oficiales de conciliación y solución de conflictos. Nadie cree en la independencia de la justicia, de los tribunales de elecciones o electorales, y menos del Tribunal Constitucional. Todo se queda en las decisiones del Comité Político del PLD. Si allí no se deciden los temas, es precario el accionar de las instancias para resolver los conflictos. Verbigracia el caso del PRD en relación a la convención que Miguel Vargas Maldonado dice haber ganado y que Guido Gómez Mazara reitera que fue un gran fraude.
Los empresarios tienen sus intereses y defienden lo que les conviene. Ese tema no está en discusión, pero con Rafael Blanco Canto, además de esa cualidad, ha llegado un presidente del CONEP con sentido político, con un punto de mira más amplio y de perspectiva más audaz que los anteriores dirigentes de esa entidad.
Que tenga suerte y que tenga éxito, y que el sector empresarial no lo deje solo, le brinde apoyo y le de todo el respaldo que requiera para echar adelante un país en donde no sólo primen los intereses del partido que gobierna y de los empresarios poderosos, sino de todo el país, en especial de los que más necesitan de políticos públicos sin clientelismo y con transparencia.