Rabia es un sentimiento entendible y asumible frente al caso de la niña Yanesy Rodríguez, del sector La Barranca, de Santiago.

Rabia porque no es posible admitir como un ser humano al desarmado que aprovechando la inocencia de la niña, enviada a un colmado por su madre el pasado sábado, la violó, golpeó y la mató.

La condición humana está revestida de sentimientos, temores, afectos, dolores. Y hay crímenes por razones muy diversas, principalmente religiosas o políticas. Sin embargo, qué motivos podría tener el desalmado que asesinó a Yanesy Rodríguez para asesinarla.

Rabia es todo cuanto podríamos expresar en este momento. El barrio es un lugar donde niños y niñas juegan, conviven, hacen mandados a los adultos, especialmente a sus padres y abuelos. Podría tener razón el director de la Policía Nacional al atribuirle responsabilidad a la madre por haberle criticado a su hijita de 4 años haber perdido el dinero de la compra que le enviaron a buscar al colmado. La búsqueda de lo robado, a cargo de una niñita, atrajo a los ladrones. Y la inocencia se convirtió en el trofeo buscado por los criminales. Para no correr el riesgo de que Yanesy Rodríguez hablara la sesinaron.

La sociedad debe condenar este crimen. Y exhibir su indignación reclamando de la Policía Nacional destinar todos los recursos para concluir rápidamente la investigación. Y sancionar al o los culpables. Este es un crimen que que produce mucha rabia, mucha indignación, y hasta deseos de venganza.