La República Dominicana participa de un contexto regional y mundial dibujado por la corrupción y la impunidad en contextos diversos. Participa, también, de experiencias regionales y mundiales en las que se combate y se aplican medidas correctivas contra la corrupción y la impunidad. Amplios sectores de nuestro país está modelando su comportamiento con acciones corruptas sin consecuencias creando un problema de credibilidad a nivel local e internacional. Ningún ciudadano debería quedarse impasible ante la corrupción. Para lograr una movilización sistemática en torno a este problema es necesario contar con una sociedad educada, con un pueblo consciente de su responsabilidad en los procesos de construcción de un tejido social justo y humanizante.
La educación es una ciencia fundamental para que la sociedad avance en su formación y en la transformación de su práctica. En este contexto, compartimos algunos de los procesos educativos que nos parecen clave para prevenir y superar la cultura de la corrupción que impera en diferentes ámbitos sociales y personales. Los procesos que tienen esa fuerza regeneradora requieren atención en las familias, en los centros educativos, en las organizaciones comunitarias, en los partidos políticos, en las iglesias y en todo espacio que tenga como propósito actuar en favor de una sociedad cada vez más compacta y madura.
Destacamos algunos de los procesos educativos que consideramos imprescindibles si queremos que la corrupción y la impunidad no sigan ahogando a la sociedad dominicana en el tráfico de influencia, en el robo de los bienes públicos, en las transacciones dolosas, en el ocultamiento de informaciones, en la compra y venta de bienes del Estado dominicano, en la acumulación de capital sin un origen claro y en la transgresión de la ley sin consecuencia alguna. Estos procesos son:
Construcción del bien común. Este proceso educativo necesita un espacio permanente en el seno de las familias. En este espacio es que aprendemos a buscar el bien de todos y a compartir lo que tenemos y somos. Se desarrollan actitudes y valores que favorecen al más pequeño y al más grande; se fomenta el interés por los otros. Además, mueve a defender el bienestar de los demás y a construir con los otros el bien de todos. Las familias tienen que ajustarse a nuevos marcos de exigencias para superar prácticas individualistas cuyo único fin es el beneficio propio. La formación en un contexto de bien común y para el bien común, se convierte en un instrumento idóneo para desarticular todo pensamiento o acción que pretenda afirmar la corrupción personal, institucional, social, educativa, política y religiosa.
Formación y comprensión de los derechos personales y sociales. Este proceso pone el acento en los derechos de las personas y en los derechos que nos competen como grupo social. Unido a este acento está el énfasis en la responsabilidad como sujetos, como actores en los diferentes contextos en los que estamos insertos. La formación de las personas para la comprensión y asunción de sus derechos y de sus responsabilidades, constituyen elementos estructurantes de procesos educativos comprometidos con la constitución de sujetos. Las familias, los centros educativos y todos los demás espacios, tienen que activar la formación en esta dirección para que sirvan de muro de contención de la corrupción y de la impunidad.
Rendición de cuenta. Como proceso educativo, la rendición de cuenta implica la formación de las personas para que gestionen sus actos con responsabilidad e informen sin ocultamiento alguno, qué hicieron, cómo procedieron, por qué actuaron y procedieron así, qué coherencia mantuvieron entre la actuación y la normativa que regula sus actos. Es un proceso complejo que requiere honestidad por parte de las personas y evidencia la capacidad que tienen para manejarse en y desde la verdad. La formación para la rendición de cuenta pasa por el ejercicio de una ciudadanía fundada en el compromiso ético-social y político. La rendición de cuenta es escasa en República Dominicana a pesar de las leyes y las estructuras físicas con que se cuenta. En los momentos actuales urgen procesos que formen en y para la rendición de cuenta.
Transparencia. Este proceso educativo tiene una incidencia importante en la lucha contra la corrupción y la impunidad por requerir nitidez en la actuación de las personas. Los tonos grises, opacos y ambiguos no guardan relación con la transparencia. Es un proceso que requiere firmeza y valentía para afirmar la autenticidad y para ponerse de cara a la verdad. Los ciudadanos que rechazan las prácticas corruptas, sean personales, institucionales o de la sociedad en general, afirman su compromiso con acciones claras y libres de ataduras que les quiten peso a lo que realmente se pensó y se hizo. La transparencia requiere atención desde los hogares y desde los centros educativos. La cotidianidad familiar y la escolar aportan situaciones, informaciones y hechos que constituyen oportunidades valiosas para el aprendizaje de la transparencia.
Ciudadanía crítica. La formación para una ciudadanía crítica es un proceso fundamental para que los ciudadanos aprendan a comprender la complejidad de la sociedad en la que viven. Asimismo, es un proceso para que los ciudadanos intervengan en la solución de los problemas que afectan a la sociedad. Es una intervención intencionada, que antepone las prioridades de la colectividad a los intereses personales o de una institución determinada. Ciudadanía crítica, porque articula la creatividad con un razonamiento práctico y reflexivo de los problemas. Porque sus acciones son pensadas y sus decisiones priorizan a la mayoría vulnerable. Desde esta lógica gestionan con efectividad, la incertidumbre de la vida cotidiana y toman posición en contra de todo aquello que impacte negativamente la ética y el desarrollo de la sociedad.
Estos procesos necesitan espacios sostenidos en la organización familiar; en el diseño curricular de la Educación Inicial, de la Educación Primaria, de la Educación Secundaria. Asimismo en la Educación Universitaria. Urge una nueva cultura que destruya el curso que ha tomado la corrupción en el país. Necesitamos una acción colectiva firme para vencer la corrupción y la impunidad.