Hacen bien las autoridades en prepararse preventivamente para hacer frente a las contingencias que pudiera traer consigo la tormenta tropical Dorian, que está a punto de convertirse en huracán o ciclón subtropical.
La trayectoria y la velocidad que ha alcanzado en las últimas horas, y de ello deja constancia el último reporte meteorológico de la tarde de este lunes, indican que el fenómeno tiene un 90 por ciento de posibilidades de fortalecerse y convertirse en huracán. No hay muchas dudas sobre la trayectoria, pues todo el espectro proyectado por los analistas, indica que afectará a Puerto Rico y luego a la República Dominicana y Haití.
Gloria Ceballos, directora de la Oficina Nacional de Meteorología, ha dicho que es seguro que el jueves en la mañana el huracán esté tocando la costa este de nuestro país. Según el reporte periodístico, Ceballos dijo que «lo más importante con relación a la tormenta es que ya mantiene la trayectoria pronosticada y el jueves en la madrugada estará al sureste del territorio nacional».
El país no puede descuidar los efectos de este tipo de fenómenos. Ya ocurrió el pasado año una gran tragedia en Puerto Rico y otras islas menores del Caribe, con los huracanes Irma y María, que causaron grandes daños que aún están padeciendo y de los que todavía no se recuperan.
La Comisión Nacional de Emergencia y los organismos estatales que la integran deberán poner un alerta y activar los mecanismos de defensa para evitar daños mayores a comunidades y en las infraestructuras de servicios, vías de comunicación, negocios, así como actuar ante el crecimiento de ríos y arroyos como consecuencia de las aguas que seguramente tendremos en abundancia.