República Dominicana debe mantener su interés y atención en los procesos de inestabilidad política de Haití. Compartimos la misma isla y tenemos interés en que nuestros vecinos avancen, salgan adelante en su democracia y consoliden un desarrollo social y económico que fortalezca e iguale o asemeje las realidades socio-económicas de los ciudadanos de ambos lados, para que los procesos migratorios no se conviertan en forcejeos o representen conflictos.
En una amplia entrevista de Acento con el ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, hemos escuchado una detallada explicación sobre la forma en que la inestabilidad política en Haití afecta la normalización de los relaciones, ya conversada y acordada entre los presidentes Jovenel Moise y Luis Abinader, el pasado 12 de enero.
Políticos haitianos, como el ex síndico de Puerto Príncipe, Youri Chevry, se encuentra detenido en Santo Domingo, porque la pasada semana penetró armado al territorio dominicano, acompañado de otras personas, porque supuestamente era perseguido por el gobierno del presidente Moise. Los grupos haitianos, en torno a este acontecimiento, buscan el apoyo del gobierno dominicano: El gobierno haitiano porque desea la extradición del Chevry, y la oposición porque desea el asilo político del dirigente opositor. Ya partidos políticos y grupos de derechos humanos han solicitado el asilo político al gobierno dominicano.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tendrá una discusión sobre la crisis política en Haití el próximo lunes. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha elaborado un extenso documento explicativo, al que ha tenido acceso Acento, en donde está claro que no hay intermediarios válidos para encontrar un entendimiento en Haití, y en donde las tensiones van en escalada, con más violencia cada día. Lo que nos cuenta el informe del secretario general de la ONU es que Haití ha fracasado en los gobiernos que se ha dado para establecer una agenda de consolidación democrática.
Todos los políticos haitianos favorecen el cambio en su Constitución. Moise designó una comisión que evalúe los aspectos a ser modificados, porque la estructura de la Constitución no conduce a una buena gobernanza, y el 15 de abril de este año tendría que producirse una votación sobre ese tema. Sin embargo, no hay acuerdos. Y es muy probable que el interés de modificación constitucional no se lleve a cabo. Luego tendrá que darse un acuerdo para realizar elecciones presidenciales y congresuales. Tampoco hay acuerdos.
Lo que está sugiriendo las Naciones Unidas en su documento previo es sustentar la solución en la buena voluntad de los dirigentes oficialistas y opositores. Algo que no es probable se obtenga, porque lo que estamos viendo es una escalada de violencia y de irracionalidad. El presidente Moise gobierna por decreto, como si se tratara de un dictador, no hay Congreso. Y mediante decreto destituyó a varios de los jueces del Tribunal de Casación. Una irregularidad ostensible, que atiza las llamadas encendidas por las protestas callejeras.
El documento de Antonio Guterres es muy claro sobre la incertidumbre: “El diálogo constructivo que pide la comunidad internacional resulta prácticamente imposible en Haití en estos momentos, pero se ven destellos. El gobierno es débil, carece de autoridad y de confianza y se le acusa de mucho, con y sin razones, y lo mismo sucede con los opositores”. Un cuadro como este parece poco optimista en un país fragmentado y con un gobierno que ya la oposición fulminó con la designación de un juez del Tribunal de Casación como presidente interino. Aunque parezca insólito esto es lo que está ocurriendo en Haití y eso nos afecta a los dominicanos, por lo menos indirectamente, porque cualquier crisis tiene sus efectos en la frontera y en el conjunto de la nuestra sociedad.
Un dato a destacar es que por la pandemia de Covid una gran cantidad de haitianos establecidos en la República Dominicana retornaron a Haití. Esto es lo que dice el informe: "185 mil 590 migrantes haitianos regresaron voluntariamente de la República Dominicana entre el comienzo de la crisis de la COVID-19 en marzo de 2020 y el 1 noviembre" de 2020, retornos que casi se han triplicado "principalmente debido a la pérdida de empleos en los sectores de turismo, agricultura y construcción en República Dominicana”.
Apostamos por el entendimiento y el diálogo entre los sectores encontrados de Haití. Los haitianos son los responsables de encontrar la salida a su crisis. El ministro dominicano de Relaciones Exteriores lo ha dicho y repetido: Los haitianos tienen el compromiso de resolver sus diferencias, y si para ello requieren el apoyo de la comunidad internacional, que soliciten ese apoyo. Es lo mismo que expresa el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, cuando dice:
"No hay duda de que una sociedad justa y políticamente estable, en la que se respete plenamente el estado de derecho, ayudaría a promover el desarrollo, abordar los problemas estructurales y reducir las desigualdades en Haití. Un año electoral exitoso podría contribuir a impulsar una agenda de reformas y políticas públicas conducentes al desarrollo, la justicia social, el crecimiento económico y la creación de empleo, y mejorar el entorno empresarial para atraer inversiones muy necesarias en el país”.
Ojalá estas palabras puedan ser escuchadas y atendidas.