La crisis del gobierno de Nicolás Maduro, en Venezuela, se complica cada día. Y no se trata de la actuación de los grupos opositores, que el año pasado colocaron en gran inestabilidad a las autoridades venezolanas, sino del factor económico y del desempeño del gobierno.
A nadie le queda dudas en el sentido de que Venezuela es una de las naciones más ricas del contienen americano, y que esa riqueza ha sido explotada durante décadas, por el Estado y los gobiernos que han administrado ese país, pese a lo cual la deuda externa ha crecido, la pobreza no se ha reducido y los factores de crispación son cada vez más ardientes.
La pobreza en Venezuela es un serio problema, como lo es la mala distribución del ingreso, la seguridad jurídica, la violencia social, la inseguridad ciudadana, la delincuencia, la corrupción en la esfera pública y en la esfera privada, y la inflación galopante, así como la escasez de productos esenciales de alimentación e higiene, entre muchos otros ámbitos.
Era impensable que Venezuela llegara a una situación de precariedad como la que vive actualmente. La inflación sobrepasa el 60%, la producción de petróleo no le alcanza para responder con los compromisos a futuro asumidos por las autoridades, y Venezuela está adquiriendo petróleo en los mercados internacionales para poder responder a sus clientes.
Venezuela asumió compromisos por 56 mil millones de dólares con China, y está pagando esa deuda con petróleo, que ahora le está resultado escaso a ese país.
Eso nos lleva a pensar en lo que podría pasar próximamente con el compromiso solidario asumido por el difunto presidente Hugo Chávez con PETROCARIBE, y lo que podría ocurrir con la extensión de ese compromiso por parte del gobierno de Nicolás Maduro. ¿Hasta cuándo lo podrá mantener Nicolás Maduro? Es una incógnita que nadie podría responder. Ojalá que se mantenga, pero países como la República Dominicana deben preparar su economía para el final del programa en los próximos meses.
Venezuela asumió compromisos por 56 mil millones de dólares con China, y está pagando esa deuda con petróleo, que ahora le está resultado escaso a ese país. Por esa razón Venezuela está adquiriendo petróleo ligero de Argelia y otros lugares distantes, además debido a que el petróleo del Orinoco es tan pesado que, para exportarlo y transportarlo tiene que ligarlo con el liviano. Venezuela pese a ello, no abandona el compromiso con Petrocaribe y en especial con Cuba, país al que le entrega más de 100 mil barriles diarios, y que Cuba paga con servicios sociales de los profesionales cubanos en Venezuela.
Una solución temporal que está asumiendo Venezuela es poner en venta una refinería que tiene en los Estados Unidos, y que le brinda ganancias porque es una procesadora bien instalada y con utilidades.
Frente a ese drama el presidente Danilo Medina y su equipo deberán preparar la nave descontando con el beneficio que hemos recibido durante varios años del programa Petrocaribe. Eso complicará la situación económica del gobierno, que mantiene ingresos limitados y que está temporalmente impedido de introducir nuevos impuestos. Los ingresos del gobierno por los favores de Petrocaribe sobrepasan los 600 millones de dólares al año.
Los ingresos del gobierno por el cambio del contrato con la Barrick le han servido para solventar las demandas de recursos, pero hay que decir que proyectos de Danilo como la carretera Cibao Sur no han podido ponerse en ejecución precisamente por falta de recursos. La Ciudad Juan Bosch acaba de lanzarse, pero porque el financiamiento será del sector privado, mientras el gobierno pone las tierras y ofrece facilidades a los inversionistas del fideicomiso.
Le vienen momentos difíciles al gobierno del presidente Medina, aunque él haya dicho en el Foro de Inversiones del CEI-RD que la RD vive un momento idílico con la inversión en su administración.