El presidente de la República, Danilo Medina, fue enfático en su discurso ante la Organización de Estados Americanos al momento de inaugurar la 46ava Asamblea General que se realizó hasta ayer en Santo Domingo, en el sentido de que esa entidad debe pedir perdón al pueblo dominicano por haber servido de mampara y validar la intervención militar de los Estados Unidos de América en 1965.

“Como ustedes recordarán, mi país sufrió una invasión que en aquel momento fue legitimada por uno de los mecanismos de la OEA. Esa invasión abortó el proceso democrático que se había iniciado con la elección como presidente de nuestro país del admirado líder de nuestro país el Profesor Juan Bosch, impidiendo así el retorno al orden constitucional, legítimamente establecido en el año 1963. Volver a caminar por esta senda constitucional nos costaría a los dominicanos mucho tiempo, mucho esfuerzo y mucho sufrimiento. Esta nefasta violación de la soberanía legítima de los dominicanos producida en 1965 causó muerte, dolor e indignación a nuestro pueblo dominicano. Es una herida aún abierta para muchos y que solo podrá sanar mediante el reconocimiento de lo sucedido por parte de la OEA y la petición de perdón a nuestra ciudadanía. Nuestra patria y nuestra democracia merecen este acto de dignidad y respeto y es mi obligación como jefe de Estado solicitar a esta Asamblea saldar la deuda histórica con el pueblo dominicano”.

Bien por el presidente. La propuesta no desagradó a los que estaban presentes en el acto protocolar de apertura de la reunión.

El día miércoles, último momento de sesión de la reunión, el Ministro de Relaciones Exteriores dominicano, Arquitecto Andrés Navarro, reiteró la propuesta del presidente Danilo Medina.

“Se hace necesario para el pueblo dominicano cerrar este capítulo y muy bien le corresponde a la OEA colaborar en este sentido, haciendo un gesto de desagravio y un compromiso de que hechos de esta naturaleza no estarán vinculados en el futuro al accionar de nuestra organización”.

Bien por Andrés Navarro, convencidos como estamos de que las heridas provocadas por aquella intervención militar, 51 años después, siguen abiertas pero prestas a la reconciliación.

Notamos, sin embargo, que el representante del país que mancilló nuestra soberanía, John Kerry, estaba presente en esta reunión y no se dio por aludido, debido a que las versiones que se ofrecieron quedaron truncas, porque atribuían únicamente a la OEA la responsabilidad por el atropello a nuestra soberanía, y quien ejecutó la intervención, quien envió el portaaviones Intrepid, quien decidió “salvar las vidas de los ciudadanos americanos”, fue el presidente Lindon B. Johnson.

La OEA fue apenas un instrumento utilizado por Estados Unidos para presentar una careta de negociación por la vía de la creación de la llamada Fuerza Interamericana de Paz. La OEA fue un episodio posterior a la intervención. Y varios países, como Uruguay, México, Argentina, Cuba, denunciaron la intervención y la sancionaron con términos muy duros, pero la OEA siguió al servicio de la mascarada propuesta por el gobierno americano.

John Kerry, el Secretario de Estado de Estados Unidos, fue al Palacio Nacional, a una reunión por más de una hora con el presidente Danilo Medina. El Palacio Nacional dijo que fue una visita de cortesía. No informó otra cosa, pero Washington, a través de una nota del Departamento de Estado, dijo claramente que la reunión fue para reclamar el respeto a los derechos humanos de las personas desnacionalizadas y para reclamar políticas públicas igualitarias en la sociedad dominicana, sin discriminación por raza, origen, género o cualquier otra condición.

Si la reunión de la OEA fue un momento propicio para el presidente Medina reclamar una declaración de perdón al pueblo dominicano, entendemos que la visita del secretario Kerry al Palacio Nacional era también un momento especial para que Medina, con motivo de los 51 años de la intervención de 1965 y de los 100 años de la intervención militar de los Estados Unidos a la República Dominicana en 1916, se le reclamara una petición también de perdón al pueblo dominicano.

Para ser equitativos.