Desconocidos penetraron el sábado a la residencia del periodista Marino Zapete, en forma violenta, y se llevaron un computador personal.
La forma en que penetraron a la residencia, explotando tres llavines de sus respectivas puertas, además de sorprendente, deja la impresión de haber sido planificada.
La Policía Nacional ha actuado con agilidad y ofreciendo las garantías de una investigación que pueda dar con los responsables de este hecho, para determinar si el móvil era únicamente el robo puro y simple, o alguna acto intimidatorio por la labor que realiza el periodista Marino Zapete.
La Policía, con la ayuda de vecinos, pudo identificar la placa del vehículo en que huyeron los individuos que penetraron a la residencia, en el sector San Gerónimo. También pudo ser recuperado el vehículo, y está siendo sometido a una investigación.
Marino Zapete es un periodista frontal, que realiza una labor importante, independientemente de que se esté o no de acuerdo con la forma en que realiza su labor. Es un profesional de una verticalidad a toda prueba, que no baraja pleitos si sus criterios o su honor están en juego y que tampoco se preocupa mucho por las consecuencias de sus actos. Marino Zapete es un periodista que vive con el criterio -siempre ha sido así- de “que pase lo que tiene que pasar”.
No es la primera vez que la casa de Marino Zapete es objeto de agresiones. Hace varios años unos individuos en un vehículo pasaron por el mismo barrio de San Gerónimo lanzando tiros frente a la residencia de Marino Zapete.
La Policía Nacional debe seguir su investigación y ojalá que la concluya exitosamente, determinando el móvil de este atentado, para tranquilidad de Marino Zapete y su familia y para tranquilidad de la clase periodística. Todo atentado a un periodista es un crimen abominable, no solo porque se trata de un ser humano, sino porque el crimen busca acallar una voz dentro del sistema democrático y del conjunto de medios de comunicación que consolida y fortalece ese sistema democrático, en que cada quien expresa lo que entiende, apegado a unas normas establecidas en la Ley de Expresión y Difusión del Pensamiento (6132).
Y mientras se realiza la investigación, Marino Zapete y su familia necesitan de la protección que las autoridades puedan ofrecerle. En este caso, involucramos directamente al gobierno, y no solo a la Policía Nacional. Es seguro que Zapete, conociendo su criterio y la forma en que se desempeña como periodista, rechazará la protección, y seguirá caminando sólo a cualquier hora, desafiando a quienes potencialmente quisieran atentar contra su vida.
Las autoridades están en el deber de cuidar la integridad física de Marino Zapete. Es la segunda vez que su residencia es atacada.