La muerte de Oscar de la Renta, a los 82 años, sirve para que la sociedad evalúa y atesore a sus grandes figuras.

Por supuesto, que su muerte es un golpe muy fuerte para la República Dominicana, su país que le vio nacer y al que siempre reconoció y en el que vivió y realizó inversiones. No pasó factura, siempre fue discreto en sus posiciones, pese a que reconocía que cualquier punto de vista suyo sería escuchado y valorado social y políticamente.

Al momento de su deceso en Connecticut, Estados Unidos, era presidente del Grupo Punta Cana, del que fue accionista importante y promotor de toda una vida, junto a Julio Iglesias, Frank Rainieri y los demás promotores que hicieron del Este el gran centro de atracción turística y de inversionistas de la República Dominicana.

La marca Oscar de la Renta seguirá viviendo, porque el nombre de este gran ciudadano y modisto de fama mundial, pasó a ser un sello de identidad de su empresa. Sin embargo, Oscar de la Renta estará siempre vinculado a la República Dominicana.

Siempre sostuvo su identidad y su identificación con el país, desarrolló proyectos de filantropía en la región Este y sirvió siempre a muchas causas nobles en la sociedad dominicana.

Una pequeña playa de La Romana lleva su nombre. Y estamos seguros que el Grupo Puntacana hará el reconocimiento que le corresponde a este gran ciudadano. Está en manos de ese grupo designar, por ejemplo, con el nombre de Oscar de la Renta, el Aeropuerto Internacional de Puntacana, que es privado, pero que al mismo tiempo es el más importante del país por la cantidad de personas que por él llegan al país, principalmente turistas.

Brasil reconoció a uno de sus más grandes músicos al poner su nombre al Aeropuerto Internacional de Río de Janeiro (Galeao), y vincularlo a Antonio Carlos Jobim. Igual hizo la República Dominicana con José Francisco Peña Gómez, Juan Bosch y Joaquín Balaguer, asignando sus nombres a tres aeropuertos estatales. En este caso se trataría de una decisión del sector privado, propietario del Aeropuerto, con la coincidencia de que Oscar de la Renta al momento de morir era el presidente del Grupo Punta Cana.

Es una idea solamente, para darle permanencia a la presencia del nombre de Oscar de la Renta en la República Dominicana, relacionarlo con el sector turístico, porque se trata de un aeropuerto, y eternizar su vínculo, porque se estaría designándolo con el nombre de uno de los dominicanos más destacados y reconocidos en el mundo entero.

Paz a los restos de Oscar de la Renta. Que su ejemplo de servicio persista, que su calidad y capacidad de trabajo sirva de ejemplo a muchos otros dominicanos y dominicanas, y que el país le rinda el merecido reconocimiento de que su estrellato internacional no se olvidado, por los grandes servicios que brindó, y porque estuvo asociado a un grupo empresarial visionario, responsable y gran generador de riquezas para el país, como ha sido el grupo Puntacana.