El 8 de marzo se celebra el Día de la Mujer. Llegamos una vez más a esta fecha con un triste déficit en cuanto a nuestros derechos sexuales y reproductivos. A lo largo de los años este déficit acaba por convertirse en un verdadero atentado en contra de nuestra juventud, como lo resaltan las cifras del recientemente publicado Mapa de Embarazos en Adolescentes. ¿Qué opciones ofrece la sociedad dominicana en el año 2017 a nuestras mujeres y adolescentes, particularmente a las grandes mayorías que forman parte de los sectores marginados de nuestro país? Algunos ejemplos, entre miles.
N… tuvo 3 niños, dos vivos. El primero, producto de un abuso, lo alumbró a los 13 años. No logra a la vez estudiar y mantenerse. Paró los estudios en el primero de bachillerato. Trabaja para sobrevivir pero no concibe la vida sin estar arrimada a un hombre.
S… tiene 18 años y dos niños. Abandonó la escuela hace mucho. Dejó que su compañero se llevara sus niños de 3 y 4 años a Nueva Yol, sin entender la apuesta. Espera una visa que llegará o no llegará. No tiene rumbo y sí una fuerte depresión.
A B… le quedaba la monografía en la universidad pero el embarazo le puso un fin a su carrera universitaria en turismo. Con el segundo embarazo se alejaron todavía más sus posibilidades de echar p’alante. Trabaja como cajera, recibe algo de remesas y espera ser pedida por el padre de sus hijas.
M…, A…, S…. niñas víctimas de abusos sexuales que cayeron en la prostitución y las drogas.
Fulanita y perencejita, con sus bebés al hombro, que bajan y suben la Félix Evaristo Mejía de Villas Agrícolas… niñas mujeres con las alas truncadas en búsqueda de un hipotético mejor futuro.
Todas estas iniciales tienen para mí caras e historias a veces desgarradoras que se hubieran podido prevenir. Lo preocupante es que cada historia acarrea nuevas generaciones de niños y niñas sin futuro que solo podrán reproducir el círculo de la miseria y del abuso. Como ellas miles de adolescentes y mujeres jóvenes no tienen opciones y son presas del machismo, de la discriminación y de la falta de oportunidades.
L… quedó huérfana. No halló otra alternativa que convivir con un hombre mayor, un buen hombre. Quedó embarazada de una vez y vio sus sueños alejarse. Se encontró con manos solidarias y mujeres empoderadas. Creció. Es hoy en día una joven mujer decidida, lúcida y luchadora que estudia y trabaja. No quiere que más adolescentes de su comunidad conozcan la falta de alternativas, la autoestima por el suelo, los tabúes sobre la sexualidad que rondan en los callejones. No quiere que casi desde niñas tengan que juntarse con un hombre proveedor mayor, sin tener el autoconocimiento de su cuerpo, de la vida y de las apuestas que esta conlleva.
Ella entiende que se les debe hablar a la juventud de conductas de riesgo y de anticonceptivos; de embarazos no planeados y de relaciones de pareja; de los derechos que tiene todo adolescente de decidir en qué momento y con quién tiene relaciones sexuales; del derecho a manifestar su opinión y del derecho a estar bien informado y a recibir atención profesional, sin juicio moral, en áreas que afecten su sexualidad y su reproducción.
Para favorecer la toma de decisiones de manera libre e informada es necesario hablar a los adolescentes de sexualidad y de medidas de prevención, centrándose en la experiencia de vida de los adolescentes que no es la misma en Piantini que en La Ciénaga.
El ambiguo discurso oficial sobre estos temas se prolonga desesperadamente año tras año. Un inmenso sector de la sociedad paga un precio alto, y a veces el precio de su vida, porque nuestras autoridades pretenden bailar a la vez la música que tocan los organismos internacionales que otorgan fondos pregonando una sociedad basada en derechos, mientras danzan al ritmo de los sectores más conservadores de la sociedad y de las iglesias más integristas. Empezamos un nuevo año con el derecho al aborto (en limitadas circunstancias), que sí, pero que no y la educación sexual, que sí, pero que no.