En Reino Unido y Sudáfrica, y posiblemente en algún otro punto del planeta, se ha descubierto el surgimiento de una nueva cepa del Covid-19, que resulta un 70% más rápida en su propagación y potencialmente más letal. Sobre esto último no hay todavía certeza, pero el temor de los países europeos y otras naciones del mundo ha disparado las alarmas: Con la excepción de España, casi la totalidad ha suspendido los vuelos de ida y vuelta con Reino Unido, por temor a lo que pudiera desprenderse de la nueva variante del Covid-19.
Los primeros datos sobre la rapidez de propagación de la nueva cepa del virus los ofreció la autoridad máxima de salud de Reino Unido. Bien entrada la noche de este domingo se ha sabido de la llegada de un primer caso desde Londres a Roma, y se habla ya de la propagación del nuevo virus en Dinamarca, Holanda y Australia, además de Sudáfrica.
Este nuevo elemento, surgido al mismo tiempo que comienzan a utilizarse las vacunas ya creadas para el Covid-19, abre las dudas sobre la forma de Poner fin en los próximos meses y años a esta pandemia. Hay varias vacunas, admitidas casi con desesperación por la mayoría de los países desarrollados. La pregunta es si las vacunas aceptadas ya y que comienzan a utilizarse tendrán la posibilidad de hacer frente a la nueva variante surgida en Reino Unido.
Todo cuanto se ha podido lograr en casi un año de pandemia, con investigaciones y trabajo científico, podría irse a pique. Los países como República Dominicana, que han realizado inversiones y apostado a varias opciones parea frenar el virus también podríamos estar en riesgo de redefinir nuestra estrategia. Tal vez, para hacer frente a la crisis de los sistemas de salud, lo recomendable sería volver a cero en procedimientos. El rol central le correspondería a la Organización Mundial de la Salud, ya lesionada por los ataques y acusaciones ideológicas de países como Estados Unidos, que pudo haber liderado al mundo en el combate del Covid-19 y se ha convertido en la víctima principal del globo.
Doña Carmen Quidiello de Bosch
La viuda del profesor Juan Bosch, doña Carmen Quidiello, falleció el pasado fin de semana, a la edad de 105 años. Paz a su alma y que el reencuentro con el maestro y esposo, Don Juan, sea un alivio y una reiteración de la vida compartida entre ambos, de sus aportes a la cultura, a la literatura, y al sentido de justicia que ambos forjaron.
Una lección importante, para las parejas y para el país: Doña Carmen Quidiello fue una compañera de Juan Bosch, sin renunciar a su propia identidad y capacidad creativa: Fue poeta, escritora, gestora cultural, y jamás se vio envuelta en una diatriba o en un escándalo. Fueron 60 años de unión, para ambos, que permiten descubrir el amor en su máxima expresión.
El presidente Luis Abinader ha decretado que este lunes 21 de diciembre sea día de duelo por la muerte de Doña Carmen, quien fuera primera dama de la República por un período de siete meses, en 1963. Le toca ahora a la Fundación Juan Bosch realizar un trabajo de incorporación de nuevas tareas, para recordarla como merece doña Carmen Quidiello, por sus cualidades, sus aportes al país y su talento como escritora. Paz a su alma y que su recuerdo siempre esté unido al de Juan Bosch.