Ni los túneles – que ya son varios y largos-, ni los elevados y ni siquiera la primera y la segunda líneas del Metro han aminorado un ápice los tapones y enredos en las vías de transito de la capital.

Y para los dominicanos  que viven en el exterior y que hace años no venían al país, vale decirles que ciertamente el periodo navideño en la capital siempre ha sido, desde el punto de vista del transporte, un periodo "especial", pero que, aunque en menor proporción, Santo Domingo se mantiene insoportablemente congestionada durante todo el año, a cualquier hora del día y en cualquier barrio del Distrito y los municipios vecinos.

Lamentablemente, el impacto negativo en el consumo de combustibles, en la productividad de las empresas privadas y en los ingresos netos de los asalariados – peatones o con vehículos-, no se ha estudiado y publicitado en detalles, por lo que todavía no figura entre las demandas que hace los ciudadanos a los políticos que aspiran dirigir el Estado. Por eso, en ninguna encuesta sobre los problemas del país aparece una mención sobre los sufrimientos con el transito publico en la capital.

Y en una sociedad en donde los intereses o pareceres de los gobernantes son más importantes que las necesidades de la población, los funcionarios se inventan los proyectos y contratos que les convienen como, por ejemplo, las costosas infraestructuras para sostener un Metro que, como el de Villa Mella, solo utiliza tres vagones que en las horas pico transportan pasajeros como si fueran embutidos.

Ahora bien, una capital que en un radio de tres o cuatro kilómetros cuadrados concentra a la Policía Nacional, la UASD, el Huacal, al Banco Central, Impuestos Internos, APEC, UTESA, PUCMM, UCSD, O&M, el Congreso, el Ayuntamiento, el CEA, el Ministerio de Trabajo, el INDHRI, el Reid Cabral, la Maternidad, dos oncológicos, el Hospital de la Policía, la Liga Municipal, la Lotería, UNIBE, el Dominico y otros centros de estudios y de trabajo, lo más lógico es que se mantenga taponada todo el tiempo. La demanda de transporte de pasajeros hacia esa estrecho polígono que va desde el Parque Independencia hasta el Centro de los Héroes (La Feria), y desde La 27 hasta el Malecón es exagerada, y los cuellos de botella serán inevitables no importa cuantos túneles, elevados y metros se construyan.

En otras palabras, nuestra crisis en el transporte, no es solo de transporte es también de reubicación y reorganización de centros de servicios y trabajo que obligan a un flujo masivo en casi una sola dirección..