El Banco Mundial concedió un préstamo de 50 millones de dólares al gobierno dominicano, para utilizar estos fondos en los programas de mejoramiento de la calidad de la educación. El préstamo será desembolsado en un período de 5 años y será pagadero en 24 años, con un período de gracia de otros 11 años.

El gobierno deberá utilizar estos fondos en el mejoramiento de la formación de los maestros y maestras. Se entiende que con el 4% del Producto Interno Bruto destinado a educación, no es necesario que se busquen fondos extrapresupuestarios para el componente de calidad educativa. A menos que estos fondos se incluyan en el presupuesto de los próximos 5 años como parte del 4% del PIB a educación. En este caso, estaríamos hablando de un préstamo para financiar el presupuesto nacional, algo que se ha hecho común en la planificación presupuestaria de la administración del presidente Danilo Medina.

El presupuesto nacional se financia con préstamos, y a ello contribuyen los organismos internacionales y entidades multilaterales como la Unión Europea, que han financiado parcialmente el presupuesto nacional con donaciones abiertas al gobierno. En el caso del Banco Mundial se trata de fondos restringidos para ser utilizados en mejoría de la calidad de la educación.

Y en este caso, no podríamos estar peor posesionados. En los estudios del Banco Mundial andamos mal en calidad de la educación dominicana. Por ejemplo, el 78% de los estudiantes de tercer grado del nivel básico registra un mal desempeño en lectura, y el 90% de los estudiantes del nivel básico en matemáticas registra un mal desempeño.

La explicación a este grave deterioro de los niveles de calidad en la enseñanza es que la República Dominicana es el país de la región de América Latina de más baja inversión en educación entre los años 1989 y 2009. En la práctica ningún gobierno superó el 1.8% del PIB en educación.

Ahora que hay recursos disponibles, por disposición de una ley -y por la decisión política de darle cumplimiento a la Ley General de Educación- es necesario que mejore la administración y transparencia de los fondos del sector educativo. El despilfarro, el uso inadecuado de los fondos de educación, y en especial la vocación de invertir el dinero en obras de infraestructura, es un desaliento para la sociedad, que luchó para que la educación fuese privilegiada con los fondos del presupuesto nacional.

La alianza creada por el sector privada para ayudar a la educación básica, a través de EDUCA, ha ido aportando sugerencias de cómo eficientizar y mejorar la administración de los fondos públicos en educación. Elena Villeya, presidenta de EDUCA, estuvo en el almuerzo mensual de la Cámara Domínico Americana de Comercio, y presentó una serie de sugerencias en esta dirección. El gobierno está obligado a escuchar estas sugerencias, formulados de buena fe, desde una postura independiente políticamente, y partiendo del conocimiento acumulado por el sector privado.

Como el presidente Danilo Medina ha dicho que nos encontramos en  medio de una revolución educativa, patrocinada por su gobierno, hace falta que ser involucre más y patrocine con mayor énfasis en la mejora de la inversión y profundizar desde la la formación y actualización del magisterio, y en todos aquellos elementos que puedan elevar la calidad del producto que está saliendo de las aulas. Es el momento para hacerlo.