Los tres puntos propuestos por el presidente Luis Abinader, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, están más que justificados.

República Dominicana no es de los países que afecta el cambio climático, porque los gases con efecto invernadero que produce están muy por debajo de los gases que producen los países ricos y con mayor capacidad industrial. Los países ricos, que son los que más dañan la salud y estabilidad del planeta, deberán aplicar políticas compensatorias a favor de países afectados como la República Dominicana.

La crisis financiera que ha afectado a todos los ´países como efecto de la pandemia de Covid ha debido tener una respuesta más solidaria. No ha sido así. El Fondo Monetario Internacional otorgó créditos por derecho de giro a los países que necesitan recursos por la pandemia. La mayor parte de esos recursos quedaron en manos de los países ricos. República Dominicana y los países con más urgencias han debido tener una política más flexible del FMI y de los organismos multilaterales, con facilidades crediticias y con tasas preferenciales. No ha sido posible y no se ha visto esa flexibilidad.

El presidente Abinader fue muy claro al exponer estos puntos de vista. En el tercer punto, que nos toca más directamente, porque trata sobre la crisis política y humanitaria en Haití, decidió despojarse del lenguaje diplomático.

Luego de una reunión con el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, el presidente asistió a la asamblea general y planteó su punto número tres; Haití y sus crisis y la postura dominicana.

Haití está en un período grave de inestabilidad y su falta democrática y su inseguridad afecta a toda la región del Caribe y a la República Dominicana. Lo que dijo el presidente es que la crisis haitiano tiene que ser asumida colectivamente por una entidad que reconduzca a los haitianos a un entendimiento.

Dijo que la República Dominicana ha encarado prácticamente solo una parte de los problemas de Haití, especialmente los relacionados con la situación migratoria. “La Comunidad Internacional no puede ni debe abandonar al pueblo haitiano”, dijo Luis Abinader. Y explicó estar convencido de que no será posible realizar elecciones en Haití si no hay una autoridad que brinde seguridad a los ciudadanos haitianos. Los haitianos no podrán ir a elecciones, ni podrán cambiar su Constitución, si no aseguran su territorio de las bandas y criminales que se han apropiado de una parte del territorio de ese país, y que secuestran y asesinan a mansalva.

Explicó que la República Dominicana es solidaria y seguirá siendo, pero hasta un punto. En Haití tiene que hacer algún consenso. Y ya está demostrado que los haitianos solos no podrán alcanzar ningún consenso. La frase más directa y contundente del presidente Luis Abinader en la Asamblea General de la ONU fue la siguiente:

"Es necesario que la comunidad internacional entienda que no hay ni habrá jamás una solución dominicana a la crisis de Haití. No podemos fállele a nuestro pueblo”.

Bien dicho por el presidente, pero hace falta más. A este discurso hay que acompañarlo de acciones diplomáticas que auxilien y pongan a caminar las ideas del presidente dominicano. República Dominicana, además de conversar con el Secretario General de la ONU, deberá hablar con los países de la región, y presionar en conjunto a la Comunidad Internacional para que haya atención y salidas viables a los problemas de Haití.

Ojalá, incluso, que la diplomacia dominicana cuente con el apoyo de la diplomacia haitiana en una cruzada para responsabilizar principalmente a los países que mas responsabilidad tienen con la crisis haitiana, que son Estados Unidos y Francia.