Al cumplir su primer mes al frente del gobierno, Luis Abinader ha ido mostrando que no se quedará descansando los fines de semana, como hace el común de las personas.
Danilo Medina como presidente desarrolló un programa de “visitas sorpresas” los fines de semana, en los que prometía resolver problemas, recibía quejas y anunciaba soluciones. El gobierno promovió las visitas sorpresas como una actividad “privada” del presidente, pero había un equipo que se dedicaba a coordinar y dar seguimiento a las actividades que de esas visitas se desprendían. Fue parte de la campaña política de Danilo Medina.
En las cuatro semanas que lleva Luis Abinader en el gobierno ha visitado lugares estratégicos, como Pedernales, Bahía de las Aguilas, Cabo Rojo, y allí anunció la activación del turismo, la inversión pública y puso en expectativa a toda la provincia de Pedernales. Allí hay una gran emoción y el gobierno del cambio ya está ganando adhesiones.
Luis Abinader decidió visitar Montecristi, y se reunió con la comunidad productiva, con inversionistas, perremeistas, agricultores, y anunció la activación del Puerto de Manzanillo. Todos los anuncios que hizo levantaron el ánimo de esa provincia, incluyendo una parte de Dajabón y la zona fronteriza. En sus actividades Luis Abinader se ha hecho acompañar de los ministros más comprometidos, de sus asistentes y la primera dama, Raquel Arbaje, no se ha quedado fuera.
Este fin de semana le ha tocado a Santiago. Desde el viernes Luis Abinader llegó a Santiago, y se reunió con los grupos y sectores productivos, zonas francas, sectores de salud, hospitales públicos, visitó hospicios, recorrió las calles de Santiago y hasta cenó en reunión privada con empresarios. En la visita se anunciaron los detalles de la construcción de la carretera del ámbar, que conecta a Santiago con Puerto Plata. Y los ministros de Industria y Comercio, de Agricultura, expusieron planes en esta zona importantísima del país.
El sábado se produjo en Santiago el primer Consejo de Ministros de este gobierno. Luis está demostrando que no gobernará desde la capital, y que pondrá atención a los territorios, pero de manera muy distinta, y más institucional, que el programa de visitas sorpresas del presidente anterior.
Y lo más interesante: Luis Abinader caminó por las calles de Santiago, saludó a las personas, conversó con algunos, recibió peticiones, quejas y dio algunas respuestas. Realmente había fiesta en Santiago, que si se unen con las fiestas de Montecristi de la pasada semana, podrían generar una sinergia positiva y de estímulo para echar adelante muchos de los proyectos que se habían quedado rezagados por la macrocefalia desarrollista de los pasados gobiernos, que concentraron la inversión pública en la capital, y las inversiones de las provincias las redujeron a infraestructura en las que siempre hay grandes ventajas para los contratistas, como parece estar demostrando nuevamente.
De ser como se está viendo, el gobierno de Luis Abinader movilizará por el territorio nacional a todos los ministros, los pondrá a trabajar duro con los problemas reales de la gente, y no les dará oportunidad para que se creen pequeñas logias, grupos de comensales que cada semana ocupaban los asientos de los principales restaurantes de la capital.
Veremos cómo sigue este, que parece ser un nuevo proyecto de contacto con la ciudadanía y con la realidad. Luis Abinader ya declaró que habrá una casa presidencial en Santiago, y que estará atento a los asuntos grandes y pequeños que afectan a la gente. Enhorabuena, porque los periodistas pueden ser testigos de estos actos, y pueden escuchar el diálogo del presidente con los ciudadanos, y no hay control mediático para decidir qué se informa y qué no merece decirse.