El presidente Luis Abinader se reunió este miércoles con ejecutivos de medios de comunicación y ofreció versiones sobre las acciones oficiales para hacer frente a las alzas de precios en productos de consumo masivo, alimenticios básicamente, medicamentos, y las alzas excesivas que se registran en la industria de la construcción.

Las explicaciones que ofreció el presidente, por ejemplo, sobre el tema de los combustibles fósiles, se entendieron con mucha claridad, lo mismo que su propuesta sobre la necesidad de ir cambiando la base en que se sustenta nuestra economía, con los fósiles, para pasar al gas natural y hacia los motores eléctricos, que son más baratos y lesionen menos el medio ambiente.

La economía dominicana es abierta y por ello se expone ante cualquier acontecimiento internacional que influya en los precios de los commodities. El impacto sobre los precios de los combustibles es inmediato, y en general los combustibles influyen en los alimentos y en todas las demás áreas de la economía.

El año 2020 y el 2021 que ha comenzado han sido marcados por la pandemia de Covid-19 y los los vaivenes de situaciones completamente inesperadas, como la fluctuación de los mercados. En agosto del año pasado el barril de petróleo estaba en 44 dólares y en este momento está en casi 70 dólares, lo que representa un aumento de un 39%, de acuerdo con los datos ofrecidos por el ministro de Economía Miguel Ceara Hatton. Los combustibles aumentaron localmente un promedio de un 13 por ciento

En medio de la pandemia el pasado gobierno y el actual han asumido los aumentos de los costos de los combustibles y no los han transferido a los precios finales. El pasado gobierno acumuló 2,469 millones de pesos y la actual administración ha quedado sin traspasar 1,270 millones de pesos. En total, entre el pasado y el presente gobierno han dejado de transferir al público 3,739 millones de pesos solo en el área de combustibles. Es decir, que no es cierta aquella promoción realizada por el Ministerio de Industria y Comercio de que los precios de los combustibles “cuando suben, suben, y cuando bajan, bajan”.

República Dominicana adquiere principalmente combustibles en Texas, y allí hubo un desastre climático por un invierno muy agresivo, que obligó al gobierno a declarar el Estado con mayor capacidad energética como zona de desastre. Las refinerías se paralizaron, la energía eléctrica colapsó y millones de personas quedaron sin electricidad. Los precios internacionales del petróleo se elevaron rápidamente. Los fletes también se elevaron un 118 por ciento entre agosto del pasado año y febrero de este 2021. Transportar un contenedor en agosto de 2020 costaba 1,946 pesos, y ahora cuenta 4,258 pesos.

Lo que dijeron ayer Miguel Ceara Hatton, Ito Bisonó y el presidente Luis Abinader es que los factores que han empujado los precios de productos como los combustibles, el plátano, la soya, el maíz, el trigo, el pollo, el arroz, la papa, la carne de cerdo y el pan son externos y no un manejo inadecuado de las autoridades.

El presidente Abinader anunció que se estudia permitir la importación de materiales de construcción, porque el gobierno verificó que el aumento en esa industria es mayor que el aumento en las materias primas. Y que se están discutiendo acuerdos con el sector privado para producir localmente los medicamentos de alto costo, lo que reducirá los precios de los mismos en aproximadamente un 60 por ciento.

Hubo un compromiso del presidente de que no se permitirá un aumento de la pobreza. Dijo que entre el 2020 y el 2021 la pobreza aumentó 2 puntos porcentuales, al pasar de un 21 por ciento a un 23 por ciento. “No vamos a permitir bajo ninguna circunstancia que aumente la pobreza”, dijo Luis Abinader, y de inmediato pasó a mencionar los compromisos de ayuda social que ha asumido su gobierno con programas como Supérate! y con la incorporación de más de 2 millones de personas en el Seguro Nacional de Salud.

Una cosa positiva: Los factores que han mantenido la pandemia y la crisis económica comienzan a disminuir, porque las vacunas están haciendo su efecto y ese espera que la recuperación económica cambie sustancialmente las finanzas públicas, la inversión de capital y la capacidad del gobierno en las alianzas con el sector privado para generar empleos y aumentar la producción. Hay que esperar que estas expectativas se cumplan.