¿Cuáles son los principales problemas que afectan a los dominicanos, y a los que el gobierno debe poner atención y recursos, para contribuir con su disminución o desaparición?

La pregunta no es ociosa. De las respuestas que se ofrezcan, dependen las prioridades que se haga en las políticas públicas. De esa propia definición que hagamos igualmente podrían depender los programas multilaterales que concibamos con organismos como Naciones Unidas, el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. También los programas de apoyo directo, bilaterales, que tengamos con Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y cualquier otro país interesado en aportar soluciones, experiencias y recursos.

República Dominicana, aparte de los problemas derivados de la pandemia de Covid-19, tiene iniquidades sociales y estructurales, tanto en economía como en justicia y en áreas de servicios, que harían brotar las lágrimas a los menos sensibles. El gobierno pone el presupuesto, vale decir el dinero, donde considera que hay más urgencias.

La primera prioridad que se estableció en el 2012, al iniciar el primero de los dos períodos de gobierno de Danilo Medina, fue la educación. Se estableció una Estrategia Nacional de Desarrollo que dispuso prioridades, pactos y otras reformas institucionales que han sido muy lentamente puestas en marcha. El pacto por la educación fue fundamentalmente un pacto económico para destinar mas recursos a esta área. Hay esfuerzos para mejorar la calidad del producto educativo, pero aún no hay tiempo para tener buenos resultados.

La educación de calidad es un esfuerzo que conlleva mucho dinero y mucho tiempo. Destinar el 4% del PIB a la educación fue positivo, pero únicamente para mejorar la infraestructura educativa y los salarios de los maestros. Ahí estuvo el énfasis. Ahora nos enteramos que todo cuanto hicimos por mejorar la infraestructura fue en vano. El Covid-19 ha mostrado que la virtualidad es una realidad, y así se está llevando el presente año escolar y lo están haciendo todas las universidades dominicanas.

¿Lamentar la gran inversión en construcción de aulas y mejoría de las escuelas? Fue un énfasis que se hizo, y casi la totalidad del 4% se destinó a las obras de infraestructura. La pandemia no está diciendo que tal vez era necesario poner más recursos en la calidad de la educación. Este gobierno está poniendo una gran cantidad de dinero en la transmisión de la enseñanza por televisión, radio e internet. Y ha comenzado a hablarse de cambiar los énfasis, y de mejorar la educación técnica. Donde ponemos el dinero ponemos el énfasis para Hacer frente a las preocupaciones y a las iniquidades.

La otra cuestión es la salud. El sector salud ha consumido un altísimo presupuesto por la emergencia. Para el 2021 el presupuesto en salud es superior a los 107 mil millones de pesos. Una parte de los recursos se destina a infraestructura hospitalaria, como la Cuidad Sanitaria, y otra parte va destinada a la compra y logística de las vacunas y su masificación. las vacunas, por la Emergencia Nacional, son prioritarias y ayudan no sólo a inmunizar a los dominicanos, sino a potenciar el resurgimiento de la industria turística y muchas otras actividades que fortalecen el empleo y la economía.

Sin embargo, el área de salud tiene precariedades. Muchas enfermedades sin atención adecuada, con alta incidencia de la pobreza y con medicamentos de altos costos que impiden un tratamiento adecuado a personas de escasos recursos, que son la mayoría de los dominicanos. Hay que mejorar la calidad de atención, hay que hacer un sistema con énfasis en la prevención. Palabras bonitas que al final ni siquiera se toman en cuenta cuando se hacen los programas de ejecución en los ministerios.

Y si seguimos mencionando prioridades tenemos que incluir una justicia independiente y administrada con honestidad, un Ministerio Público con independencia y capacidad de acción para enrumbar los caminos torcidos y la impunidad que se estableció durante tantos años. Una Policía Nacional eficiente, preventiva, que actúe protegiendo la seguridad ciudadana, y desande mucha carrera previa de abusos, corrupción, extorsión y represión del pasado.

Son y seguirán siendo muchas las prioridades en las que el gobierno tiene poner dinero para que de verdad se conviertan en políticas públicas.

El presidente acaba de emitir el decreto de direccionamiento de la reforma de la administración pública. Una reforma iniciada por el Poder Ejecutivo con la eliminación de entidades altamente ineficaces y corruptas, pero que ahora deberá articularse como parte de un todo, que nos ayude a mejorar la calidad de la función pública.

Seguiremos.