El Listín Diario editorializó ayer  sobre “las pintas”. “Por las pintas se descubren” dice el periódico, estigmatizando de paso no solo a una gran parte de la juventud de los barrios sino a los mismos barrios donde vive la gente más pobre del país.

Se puede deducir del artículo “El atuendo que más prefiere los delincuentes “, publicado el mismo día en el mismo periódico,  que se está promoviendo un nuevo delito, el “delito de pinta”, que se agrega a las múltiples discriminaciones que sufre una juventud cuyo único delito ha sido el de nacer del lado equivocado de  la barrera.

Quien anda en las calles con los elementos constitutivos del delito, o sea el uso de tenis (caros), de gorras (caras), de T.shirts (caros) en sectores como Villas Agrícolas u otras  de las Villas de la ciudad, en Capotillo y en todas las demás comarcas del país donde la vida  no es fácil, deberán  demostrar sus costo o proveniencia (que podrán ser tiendas con facturas y RNC o vendedoras de pacas donde se consiguen maravillas).

Si esos sospechosos tienen como agravante  usar tatuaje y peinados raros no vale demostración de proveniencia, ya que  todos los elementos constitutivos de la delincuencia estarán reunidos, según los hallazgos muy “científicos”  y un tanto escalofriantes de los investigadores de la Policía reportados en el articulo arriba mencionado.

Policías y comunicadores deberían darse unas vueltas por nuestros resorts, en  donde recibimos 5 millones de turistas que nos traen el maná de las divisas y  miles de tatuados y raspados que sí son bienvenidos en estos predios. También  deberían tomar en cuenta en cuanto a “flow”se trata que en Piantini, París o Nueva York muchas personas han sucumbido al uso del  tenis de diferentes estilos y marcas fuera del deporte. Poco a poco, al igual que el jean, esta prenda ha invadido los closets por ser cómodas, con un look (pinta) casual y deportivo. No hay un niño de cualquier clase social que no sueñe con un tenis de marca en la República Dominicana de nuestros días.

Llamar la atención sobre el vestuario de la juventud de algunos sectores más que de otros es desviar la atención de los verdaderos problemas que padecemos como sociedad y de los verdaderos  delincuentes: los que se llevan el erario público,  los de las  Lexus,  del súper lujo, del champán,  de los tenis Ferragamo, de los boletos de avión caros,  de  los cuerpos rehechos, de los que se llevan todas las buenas becas porque son hijos de funcionarios,  de los banqueros  que salen de cárcel y siguen llevando la buena vida con el dinero ajeno. De todos los que, por medio de sus actos, han condenado a la marginalidad a la gran mayoría de nuestra juventud.

Por coincidencia, ayer mismo se publicó también la noticia de la muerte de 14 recién nacidos en el fin de semana en la Maternidad de La Altagracia; 14 niños y niñas que de acuerdo a los propios facultativos murieron por la falta de recursos para su adecuada atención. Unos recursos que de seguro no tienen que ver con los delincuentes de pinta que describe el editorial que comento.

Tanto el editorial como el articulo del Listín Diario son portadores de una extrapolación sumamente peligrosa que deben rechazar de manera tajante la ciudadanía y todos las organizaciones que se esfuerzan día a día de derribar estereotipos  y prejuicios que afectan a nuestra juventud.

Los medios de comunicación no deben construir y difundir imaginarios sociales que culpabilizan a un grupo  por su flow excluyéndolo aún mas de una sociedad a la que, como todos los demás, tienen  todo el derecho de pertenecer.