El rebrote de la pandemia de Covid ha puesta al gobierno a repensar la estrategia de protección de la ciudadanía.

Las últimas decisiones incluyen nuevas restricciones de horarios, que aplican a los bares y restaurantes, los colmados y colmadones, los lugares de expendios de bebidas alcohólicas, los gimnasios, las iglesias, los mercados binacionales y otras actividades de concentración de personas, incluyendo los aeropuertos y la entrada de extranjeros al país.

El otro campo es el de la vacunación masiva de personas. Unas 4.3 millones de personas han sido vacunadas. 1.3 millones tienen las dos dosis y 3 millones tienen solo la primera dosis. Hay vacunas suficientes. Esta semana llega un millón más de vacunas Sinovac, desde China, y el día 11 de este mes llegan 208 mil dosis de Pfizer.

El país ha estado bien provisto de vacunas. Las vacunas Sinovac son eficientes. Los que reciben la segunda dosis van con seguridad a los centros de vacunación. El problema reside en una parte de la población, la más ignorante y probablemente la más fundamentalista en temas religiosos y de fe, que se resiste a la vacunación.

El gobierno no desea aplicar la fuerza para obligar a nadie a la vacunación. El presidente Abinader sostiene que obligar a vacunar sería violentar la Constitución de la República. Sin embargo, el artículo 64 de la Ley General de Salud 42-01, dice muy claramente sobre las vacunaciones que son obligatorias, siempre y cuando sigan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y del Ministerio de Salud Pública.

El gran problema del gobierno dominicano en este momento es la resistencia de un porcentaje de la población a vacunarse, y los diversos mecanismos que utilizan para evitar la vacunación. Los argumentos son baladíes pero también risibles. Mientras el gobierno invierte miles de millones de pesos en la adquisición de las vacunas.

En su reunión de ayer con ejecutivos de medios de comunicación, el presidente de la República fue explícito al solicitar la colaboración de los medios en el convencimiento de la población que se resiste a la vacunación. Hay muchas personas buenas, expuestas innecesariamente, pero que antepone razones de fe o risibles teorías de conspiración para evitar recibir la vacuna.

Es el gran dilema. El presidente reunió este martes en la noche a los ministerios del gobierno para emprender medidas que contribuyan con la vacunación. Debemos contribuir con este propósito, todas y todos los ciudadanos, porque a mayor cantidad de personas vacunadas es posible acercarse a la llamada inmunidad de rebaño, que se logra cuando entre el 60 y el 70 por ciento de la población ya está vacunada.

Es probable que algunas personas de las que se resisten acepten vacunarse cuando tengamos disponibles vacunas Pfizer, que estarían llegando al país el 11 de junio. El ministro de salud, Daniel Rivero informó que cuando se tengan las vacunas Pfizer las personas podrán decidir si se colocan esa vacuna o la Sinovac o cualquier otra que haya disponible.

Saludamos las medidas que ha adoptado el gobierno y exhortamos a los ciudadanos, hombres y mujeres, que han tenido el interés de vacunarse, a que se protejan y se cuiden a sí mismos al tiempo que cuidan a sus más cercanos allegados. Mientras más personas estén vacunadas mayor será la efectividad de la protección. Negarse a la vacunación es la sinrazón y el disparate mayúsculo que en estos tiempos pueda cometerse. Así de sencillo.