Patético el panorama que el país pudo ver con las presentaciones y preguntas y respuestas de por lo menos tres de los jueces actuales del Tribunal Superior Electoral ante los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura.

Si esos son los jueces que han tomado las decisiones para llevar a la institucionalidad y al cumplimiento de las reglas a los partidos políticos que han tenido conflictos internos, ello explica la calidad de las decisiones que se han tomado, y hasta podría ser la mejor explicación de la crisis en que se encuentran las fuerzas políticas que han dibujado su devenir a partir de las decisiones del Tribunal Superior Electoral.

Se podría concluir que las víctimas son los partidos Revolucionario Dominicano, que redujo su votación significativamente en 2016, el Reformista Social Cristiano, que se encuentra dividido, y el Revolucionario Moderno, que surgió como consecuencia de una división en el Partido Revolucionario Dominicano. Se ha salvado el Partido de la Liberación Dominicano porque sus diferencias no han llegado hasta estos honorables magistrados.

La vehemencia con que han defendido sus posiciones políticas demuestra la falta de criterio y el activismo político en que se encuentran los militantes partidarios escogidos por el Consejo Nacional de la Magistratura en el 2011 para integrar la entonces novísima alta corte para los asuntos contenciosos electorales.

De ninguna manera los postulantes a repetir podría mantenerse en el puesto si el Consejo Nacional de la Magistratura optara por la independencia, calidad, capacidad, honestidad personal, ausencia de conflictos de intereses de los nuevos titulares del Tribunal Superior Electoral.

El problema, por lo visto, es la reducida nómina de postulantes independientes y con capacidad para desempeñar la posición de jueces del TSE. Salvo contadas excepciones, los vistos hasta el momento son débiles o tienen serios compromisos políticos. En algunos ha sido posible determinarlo, por el excelente trabajo de los consejeros José Ignacio Paliza y Josefa Castillo, del PRM, y en otros han pasado inadvertido porque las investigaciones han sido poco profundas. Los habrá y a partir de este viernes y el fin de semana podrán encontrarse otros postulantes que puedan ser reivindicados, para atender desde el TSE los serios conflictos que podrían derivarse de un proceso electoral impredecible en el 2020.

Es notorio el mutismo de algunos consejeros, que no hacen preguntas, no dejan ver sus inclinaciones o sus criterios, o sencillamente no cumplen su deber de tratar de sacar a flote el potencial de todos los aspirantes. Es cierto que a esas sesiones no se acude para ser cuestionados o agredidos, pero también es cierto que la labor de los miembros del CNM es poner a prueba la capacidad, inteligencia emocional y cómo actúan bajo presión las personas que aspiran a posiciones tan delicadas. Los consejeros deben ser incisivos, exigentes, reclamar precisión de las respuestas, y hasta cuestionar las largas peroratas de los aspirantes, en particular las que hicieron tan penosamente los aspirantes que son miembros en la actualidad del TSE.

Nuestra esperanza es que los miembros del CNM ajusten su participación, mejoren sus preguntas, sean más agudos en sus inquisiciones y en presentar situaciones delicadas para que sean respondidas por los aspirantes. Nada de ello debe ser ofensivo ni denigrante. A los escogidos se les entregará el destino del sistema de partidos políticos de la República Dominicana.