El gran desastre de Venezuela sigue siendo motivo de asombro para toda América Latina. Nicolás Maduro se presenta como una especie de salvador de Venezuela. Luego de Hugo Chávez, Nicolás Maduro es el gran protagonista y salvador de Venezuela. Y lo peor y lo más grande, es que Chávez y Maduro fueron representantes de la izquierda, del socialismo del siglo XXI, los protagonistas de la utopía de la sociedad libertaria. Y todo esto no deja de ser una farsa, una mentira vulgar, un robo rastrero de los ideales libertarios que por tanto tiempo se incubaron en América Latina.

Al mirar el desastre de Venezuela y la tragedia que ha creado el chavismo y el madurismo, no es posible quedarse de brazos cruzados ni darle la razón a la derecha más recalcitrante y vergonzosa de Estados Unidos y el mundo. Lo que resulta razonable es pensar que Chávez y Maduro han sido dos estafadores, dos payasos que se han enganchado en unas cuantas consignas y se han trocado en representantes del idealismo de la sociedad más moderna e igualitaria que los latinoamericanos soñamos durante muchos años.

¿Y dónde ponemos a Cuba, Bolivia, Nicaragua, China y ahora Rusia, que siguen apoyando a Nicolás Maduro y a todos sus secuaces que oprimen y roban desgarrando a Venezuela como una de las sociedades más mal gobernadas y con más injusticias y corrupción imaginable posible? Pues lo correcto exponerlos como lo que son: Aprovechados que se han empeñado en defender la cuota que le ha tocado de la carroña de Venezuela.

Ya no solamente se trata de denunciar al imperialismo norteamericano, por auspiciar un golpe de Estado contra Maduro. Se trata de la urgencia de los venezolanos que no han podido irse de Venezuela para salir de uno de los gobernantes más ineptos y vergonzosos de los últimos tiempos en América Latina. Si los venezolanos no pueden salir de Maduro en este momento, que es la gran oportunidad, la culpa será de Rusia, China y los pocos países que han decidido cruzarse de brazos, como México, para que maduro siga oprimiendo al pueblo venezolano.

La izquierda ha perdido el rumbo. Con el apoyo que ha dado a Maduro se ha evidenciado su irracionalidad y ha desprestigiado y desnudado su proyecto político. Lamentablemente. Si lo que ha pasado en Venezuela es el proyecto de los izquierdistas es la mayor de las locuras políticas y haría falta que sucumbiera tan rápidamente como sea posible.

Donald Trump, Jair Bolsonaro, Iván Duque, Mauricio Macri, Sebastián Piñera y tantos otros derechistas en el continente están adquiriendo la razón cada hora, día, semana, mes y año que pasa Nicolás Maduro en el poder. Es una vergüenza y una sinrazón. Si la izquierda es lo que representa Nicolás Maduro, con su gestión de gobierno, las muertes que se han producido en los últimos 50 años, representando el pensamiento izquierdista, fueron en vano.

Haría falta que los izquierdistas se separaran con urgencia de Nicolás Maduro y su régimen de vergüenza y miseria. Hasta las mascotas de las personas están teniendo que sacrificarse porque no hay opciones de alimentar a los perros y gatos, y porque tampoco hay alimentos, ni medicinas para las personas. El madurismo fracasó. Y si ese fracaso es atribuible al imperialismo norteamericano tampoco habría que lamentarlo, pues Cuba ha sobrevivido 60 años con menos recursos naturales que Venezuela, y nunca llegó a los extremos en que se encuentra Venezuela.

Si la izquierda sigue defendiendo a Maduro, sin revisar su actuación política, estamos ante los peores políticos que jamás hayamos visto en nuestra historia. Y ya no hay tiempo para seguir defendiendo el adefesio de Venezuela.