El gobierno municipal del Distrito Nacional tiene gran importancia política e institucional. Es una pantalla que permitirá a la oposición y al Partido Revolucionario Moderno ofrecer una idea de cómo sería una administración gubernamental encabezada por ellos, pero en este caso desde un gobierno municipal en el Distrito Nacional.
El Partido de la Liberación Dominicana, con Roberto Salcedo, gobernó el Distrito Nacional los últimos 14 años. Con la ventaja de que 12 de esos 14 años gobernó municipalmente con la ayuda de un gobierno central también encabezado por Leonel Fernández y por Danilo Medina. Es decir, que el alcalde Roberto Salcedo gobernó casi todo el tiempo con el viento a su favor.
El nuevo alcalde del Distrito Nacional, David Collado, es una persona de buen trato, con un temperamento que cae bien a todo el mundo, no asume posiciones extremistas, y en el debate político excluye cualquier aspecto personal. Se puede decir que es un hombre de poco hablar, que siendo diputado no chocó ni siquiera con sus adversarios y que los proyectos de leyes que asumió fueron siempre propositivos y de reconocimiento de bondades.
El gobierno del presidente Danilo Medina carece de argumentos para asumir la gestión de David Collado con recelos o como si se tratara de un adversario que viene a confrontar. Hasta el momento, David Collado asumió la transición con prudencia y aunque ha tenido la oportunidad para atacar o reclamar a la gestión de Roberto Salcedo, no parece interesado en hacer leña del árbol caído.
Las relaciones con el gobierno central no serán, hasta este momento, un obstáculo para una gestión eficiente de David Collado al frente del gobierno municipal en el Distrito Nacional. Los problemas podrían derivarse de una selección equivocada de su equipo técnico y político para hacerle frente a los problemas propios de la capital, y en particular los que son cruciales para una buena gestión: limpieza, buena administración de los mercados, cementerios, servicios competentes, relación con la comunidad, y en la parte política una relación armoniosa con la sala capitular y una buena planificación de la gestión de gobierno local, que se no convierta en el punto de referencia para todos los opositores que desean obtener empleos.
Sería un error para el nuevo gobierno local reflejar incoherencia con las políticas enarboladas por los partidos políticos que le postularon, el Reformista Social Cristiano y el Revolucionario Moderno. Es indudable que la gestión de David Collado debe reflejar las políticas municipales de los partidos PRSC y PRM. Quebrantar ese vínculo sería una ruptura que afectaría la gobernabilidad municipal y que pondría en dudas las buenas relaciones políticas que deben existir entre los alcaldes electos y los partidos que los postulan.
David Collado debe despejar las dudas que existen sobre sus fidelidades políticas. Siendo diputado por el PRD optó por dar el cambio y seguir a sus compañeros que formaron tienda aparte con el PRM. Apoyó las aspiraciones de Hipólito Mejía, pero mantuvo relaciones cordiales y de colaboración con Luis Abinader. La dirección del PRM protegió las aspiraciones de Collado para la alcaldía del Distrito Nacional, y pese a las presiones de Fello Subvertí y a una sentencia del Tribunal Superior Electoral, la posición fue reservada para Collado con el agregado de que quien lo inscribió primero fue el PRSC, de modo que no hubiese contingencia por alguna acción legal que obstaculizara su elección.
David Collado recibió también el apoyo de Juan Vicini, y es público que el joven empresario, representante de una de las más grandes fortunas de la República Dominicana, le brindó protección y sostenimiento económico para la campaña electoral. Sin ese apoyo tal vez no habría llegado tan lejos como hasta ahora ha llegado. De ello se deriva una gratitud que podría poner a David Collado ante serias disyuntivas, cuando los intereses del PRM no coincidan con los de su protector empresarial Juan Vicini.
Es uno de los potenciales puntos de quiebres de la gestión de David Collado. Tal vez pueda evitar las contradicciones que se deriven de esos dos caminos que lo han llevado al éxito y al frente del gobierno del Distrito Nacional. Pero si no lo logra, podría tener serias dificultades y tal vez su gestión corra el camino del fracaso. No es lo que el Distrito Nacional necesita. Lo que más conviene es que la gestión de David Collado sea exitosa, desde el principio hasta el final. Tal vez el destino le tenga reservados éxitos mayores.