La muerte de Hugo Tolentino Dipp enluta a la sociedad dominicana, sin distinción de credo político, de partido, condición social o religiosa. Hugo fue un político e intelectual que ejerció un rol polémico, muchas veces desde el poder, pero no hay ninguna acusación, ni nadie que señale que él haya cometido un desaguisado, un acto innoble, que haya faltado a su palabra, que le vincule con actos de corrupción o de deslealtad al publico dominicano.

Es un caso verdaderamente insólito. Hasta los enemigos de Hugo Tolentino Dipp se quitan el sombrero ante su féretro por la conducta de vida de este maestro y hombre de letras, legislador, ministro y hombre de Estado, que ejerció sus funciones, debatió, combatió políticamente, pero no es señalado por nadie de ninguna diatriba en defensa de intereses mezquinos, aún dentro de las organizaciones políticas a las que perteneció.

Hugo fue un ejemplo de virtud en su desempeño político, económico, social y cultural. Indoblegable. Sin mácula de la que él o su familia tengan que arrepentirse. Varios meses antes de morir Hugo Tolentino Dipp escribió su propia esquela mortuoria. Consciente de su próxima muerte actuó con valentía, y dejó claramente establecido que no quería ser “paseado”, como se acostumbra con los cadáveres de los honorables, por los salones del Congreso Nacional, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo o del Ministerio de Relaciones Exteriores. No deseaba esos actos y lo dejó claramente establecido. Fue Presidente de la Cámara de Diputados, rector de la Universidad Autónoma y Ministro de Relaciones Exteriores. De todos esos puestos salió con la más alta dignidad. Fue ejemplo.

Congratular al presidente Medina que declaró este 17 de julio como día de duelo nacional por la muerte de Hugo Tolentino Dipp. Hugo fue un adversario político del presidente y de su partido, duro en sus juicios y denuncias, pero honesto en que eso era lo que creía y lo decía con la libertad y el coraje de un hombre de convicciones.

Antonio Isa Conde, ministro de Energía y Minas del actual gobierno, reconoció el valor, la honestidad y la calidad de Hugo con estas palabras: “Me vinculé y compartí con Hugo Tolentino Dipp en jornadas históricas de lucha por la democracia desde la muerte del tirano. Recio de carácter, firme en sus convicciones, de vasta cultura, gran valentía y caballero de fina estampa. Te recordaremos siempre querido Hugo”.

Ese es el tono de los mensajes sobre Hugo. Y así deberá constar en la historia de un caballero con dignidad y honradez, ejemplo de virtudes. Duro en sus juicios políticos, pero sincero y sin hipocresía. A ese Hugo queremos recordarlo, que su ejemplo sea replicado especialmente por los que hacen política. Ser político no significa ser ladrón, ni mentiroso, ni aprovecharse del paso por las instituciones del Estado. Hugo es un ejemplo de ello. Paz a su alma y que su familia conserve su memoria, para beneficio del pueblo dominicano.