Francia, la cuna de la democracia, la libertad, la fraternidad y la igualdad ha sufrido este miércoles un atentado terrorista contra los medios de comunicación que lo asemeja a uno de los países más bárbaros del planeta.
El estupor, la indignación, la sorpresa y la rabia no podían ser mayores en el mundo que el expresado en todas partes contra el barbarismo de atentar directamente, en las narices de las autoridades, contra las instalaciones del semanario satírico Charlie Hedbo, de amplia tradición, fundado en 1992 y que utilizaba el periodismo para burlarse de las barbaridades de políticos, funcionarios, religiosos, grupos xenófobos y neonazis.
Las publicaciones periodísticas humorísticas, incluso las de humor negro, son frecuentes en países con amplia lectura, como lo es Francia, o de tradición monárquica, como lo ha sido España o Inglaterra, porque el humor es uno de los más inteligentes escapes del periodismo crítico. En los tiempos difíciles en República Dominicana este periodismo se sustentó en las publicaciones Cachafú y en Pum!
El crimen de este miércoles, en pleno centro de París es una afrenta que debe ser sancionada por la justicia francesa. Además de una veintena de heridos, cuatro de ellos en situación de gravedad, el atentado dejó por lo menos 12 personas asesinadas, incluyendo al director de la publicación, Stéphane Charbonnier, y a otros 6 periodistas, dibujantes y caricaturistas, además de un economista y otros profesionales del periodismo.
Sean quienes hayan sido los responsables, grupos pseudoreligiosos, neonazis, derechistas, xenófobos o grupos minoritarios fanatizados, las autoridades francesas tienen el deber de identificarlos y sancionarlos ejemplarmente.
En cualquier parte del mundo donde se produce un atentado de este calibre debe ser condenado de forma unánime y sin tapujos, y sancionado legal y moralmente por su naturaleza vil y brutal, y porque no deja espacio ni siquiera para el humor político. Son grupos donde prima la intolerancia a la opinión contraria, donde el fanatismo anula cualquier posibilidad de debate o de consenso, y donde el criterio de solución es el corte criminal.
Mediapart, un medio de comunicación digital de amplio prestigio, ha salido adelante con una protesta diciendo que el semanario Charlie Hedbo “somos todos”, y que los criminales tendrán que seguir matando porque crímenes de esa magnitud y trascendencia afectan a todo el mundo que ejerce el periodismo, en cualquier rincón del mundo.
Desde esta humilde postura, de medio digital, y desde este rincón del Caribe, nos solidarizamos con el periodismo francés, sentimos la sangre desarramada, y la consideramos sangre con fermento de libertad, porque el semanario Charlie Hedbo ha sido crítico, ácido, vertical, haciendo el periodismo que sus fundadores le trazaron y representando una corriente del pensamiento liberal, sin amarrarse a una ideología o a un segmento sectario de la Francia de la Libertad y la Fraternidad.
Nuestra solidaridad y nuestro apoyo al periodismo francés, que desde ayer llora inconsolablemente el asesinato de 12 personas y las heridas a otras veinte, pero en especial llora por la presencia de la intolerancia y la vileza en una sociedad abierta y moderna.
Editorial
Seguiremos publicando
El atentado cometido en París el miércoles 7 de enero contra Charlie Hebdo y el odioso asesinato de nuestros colegas, feroces defensores del pensamiento libre, no es solo un ataque contra la libertad de prensa y la libertad de opinión. Es además un ataque contra los valores fundamentales de nuestras sociedades democráticas europeas.
Ya en los últimos meses, la libertad de pensar e informar estaba en el punto de mira, con la decapitación de otros periodistas, estadounidenses, europeos o de los países árabes, secuestrados y asesinados a manos de la organización Estado Islámico. El terrorismo, sea cual sea su ideología, rechaza la búsqueda de la verdad y no acepta la independencia de espíritu. El terrorismo islámico, aún más.
Después de negarse a ceder a las amenazas por haber publicado, hace casi 10 años, unas caricaturas de Mahoma, la revista Charlie Hebdo no había cambiado ni un ápice su cultura de la irreverencia. Con el mismo ánimo, nosotros, los periódicos europeos que trabajamos juntos habitualmente dentro del grupo Europa, seguiremos dando vida a los valores de libertad e independencia que son el fundamento de nuestra identidad y que todos compartimos. Continuaremos informando, investigando, entrevistando, editorializando, publicando y dibujando sobre todos los temas que nos parezcan legítimos, en un espíritu de apertura, enriquecimiento intelectual y debate democrático.
Se lo debemos a nuestros lectores. Se lo debemos a la memoria de todos nuestros colegas asesinados. Se lo debemos a Europa. Se lo debemos a la democracia. “Nosotros no somos como ellos”, decía el escritor checoslovaco Vaclav Havel, opositor al totalitarismo que triunfó y se convirtió en presidente. Esa es nuestra fuerza.
Editorial conjunto de los diarios Le Monde, The Guardian, Süddeutsche Zeitung, La Stampa, Gazeta Wyborcza y EL PAÍS.