Ha comenzado la última semana de la campaña electoral para elegir los funcionarios públicos dominicanos para el cuatrienio 2016-2020, comenzando por el presidente y vicepresidente de la República, nuevo Congreso Nacional y nuevas autoridades municipales. Más de 4 mil funcionarios serán electos en las elecciones del próximo domingo, 15 de mayo.

Pese a todos los errores y abusos que han podido cometerse, como siempre ocurre cuando está de por medio una reelección presidencial, hay que desear que este último tramo de la campaña electoral transcurra sin peligro, sin violencia, y que los partidos políticos contendientes asuman un rol responsable y de respeto al derecho que tienen los demás para promover sus aspiraciones.

Existen todavía dudas sobre el papel que desempeñará la Junta Central Electoral en cuanto al escrutinio de los votos congresales y municipales, que han sido excluidos del conteo manual, tal y como plantea la Ley Electoral 275-97 en su artículo 127. Todos los partidos que participan en la contienda, con excepción del oficialista, reclaman el conteo manual de los votos en los colegios electorales, en vez del llamado conteo electrónico, porque no hay seguridad de que los equipos adquiridos por la JCE -y los software que utilizará- sean los idóneos para ofrecer los resultados.

Es muy probable que los partidos políticos hayan reservado para esta semana -la última de la contienda- sus recursos más importantes. Desde este lunes algunos medios de comunicación estarán divulgando encuestas realizadas recientemente. Es un derecho que tienen, pese a que ya hay cuestionamientos a este tipo de divulgación a última hora, tomando en cuenta que la sola divulgación incidiría en la decisión de algunas personas sobre a quién favorecer con su elección.

Aspiramos a una conclusión de las elecciones sin traumas ni cuestionamientos a los resultados de las elecciones. Una crisis el día de la elección sería lamentable, y peor sería una crisis pos electoral, por cuestionamientos a las decisiones del organismo electoral.

La democracia tiende a consolidarse con los procesos electorales. Es lo que aspiramos ocurra en nuestro país a partir de las votaciones del 15 de mayo. Los partidos políticos, los líderes de los partidos, los candidatos a las diversas posiciones, y los miembros de los órganos electorales tienen la gran responsabilidad de actuar con la cordura e inteligencia suficiente para que no haya un deterioro del ambiente democrático en que desarrollamos nuestras actividades. La imparcialidad de los funcionarios electorales es fundamental para la solidez y aceptación de los resultados de las elecciones. Hay que dejar que hable el soberano.