Desde el 4 de marzo pasado, desde la Procuraduría General de la República y su entorno dependiente, se ha desarrollado una campaña de descrédito contra la magistrada Miriam Germán Brito, para hacer creer que son válidos los argumentos del procurador general Jean Alain Rodríguez contra esa magistrada, y para desmentir que el señor Rodríguez haya violado los reglamentos y la Constitución de la República.
Inútil empeño.
Todo el que ha opinado con fundamento sobre los incidentes coincide en que el procurador, como miembro del Consejo Nacional de la Magistratura, violentó las normas y la Constitución, y dejó demostrado los conflictos de intereses que representa la presencia del ministro de justicia del gobierno en el organismo responsable de evaluar y seleccionar a los miembros de la Suprema Corte de Justicia.
Jean Alain Rodríguez, ante la evidencia irrefutable de que fue ilegal y abusivo en su desbarre contra Miriam Germán, ha querido poner en marcha varios proyectos para que abogados y amigos defiendan su proceder. Todo ha fracasado. Luego se develó que previamente la procuraduría había montado un operativo de espionaje contra la magistrada, y que el mismo fue irregular e ilegal. Y las evidencias fueron abrumadoras, lo mismo que los análisis sobre las inconsistencias de la versión del procurador general adjunto, señor Bolívar Sánchez Veloz.
Abusos tras abusos, más que la procuraduría, ha sido el gobierno del presidente Medina que ha quedado enredado de forma vergonzosa en este empeño de presentar como corrupta a una jueza a todas luces honesta. El criterio de la población es que el gobierno no quiere a Miriam en la Suprema Corte de Justicia precisamente por su honestidad y verticalidad incuestionable.
Vincularla con Víctor Díaz Rúa, imputado por el caso Odebrecht, tampoco ha servido de mucho. Cuando Díaz Rúa fue investigado por la Fiscalía del Distrito Nacional, quienes votaron a favor del ex ministro fueron los jueces peledeístas. Y Oh sorpresa: Fue Miriam Germán Brito quien votó contra el archivo del expediente contra Díaz Rúa.
Y luego se inventaron una investigación criminal contra Richard Molina Ovalles, supuestamente relacionado con Miriam Germán, porque construyó una casa suya en San José de Ocoa. Los pagos realizados por Miriam Germán están visibles, en cheques certificados, con el concepto de pago. ¿Quieren más evidencia de honestidad? Miriam no se convirtió en criminal por contratar los servicios de ese ingeniero, quien además se suicidó el 15 de noviembre del 2018, y el 24 de noviembre Bolivar Sánchez pidió intervenir su teléfono.
Ahora se inventan que los “organismos de inteligencia” de Estados Unidos estaban investigando a Molina Ovalles, y que él era amigo de Miriam Germán Brito. Otra infamia que quiere colocar a la magistrada con vínculos con el crimen organizado. Pero todo ello carece de consistencia, y resulta risible y forma parte de un cohete explotado, que solo permite identificar a los sicarios del periodismo y de las malas artes en destrucción de reputaciones ganadas con el trabajo honesto y tesonero.
Es ilegal, inmoral, innoble que desde instancias oficiales se promueva una campaña de acoso y derribo, como la ha definido la prestigiosa abogada Rosina de la Cruz, contra Miriam Germán Brito. La PRG debe cesar ya en sus intentos por promover una imagen disparatada y distorsionada de Miriam Germán. Es increíble que el gobierno esté cargando con esa cuaba, con tanta ilegalidad y atropello contra una magistrada que el año pasado el presidente reconoció por su honestidad y verticalidad en el ejercicio de sus funciones.
En unos años, cuando se analice el presente proceso de evaluación de jueces se verá el extraordinario daño que desde el Consejo Nacional de la Magistratura se ha producido contra la justicia independiente. No hay seguridad para ningún juez honesto de la República Dominicana. Si esta bestialidad se comete contra alguien de la dimensión de Miriam Germán, qué cosa no harán contra jueces honestos menos conocidos que ella.
La otra cosa tiene que ver con el silencio cómplice del Consejo del Poder Judicial y de la Suprema Corte de Justicia. Ellos conocen todo cuanto se está tratando de dañar a una jueza honesta y se han quedado mudos e indiferentes. La seriedad de Miriam también parece afectarles a ellos. Mientras tanto, la doctora Germán Brito ha actuado con mucha mesura, ha guardado toda la cautela posible frente a las agresiones y los infundios, y tiene la virtud de mantener la cordura en medio de este acoso y derribo de Jean Alain Rodríguez en su contra.
No es solamente ilegal lo que se sigue tramando y lo que algunos publican, sin causado poniendo en dudas la honestidad de Miriam Germán, sino que es profundamente injusto que los más de 40 años que ella ha dedicado a cumplir con su deber reciban como pago del Estado el terrible infierno en que han querido meterla, junto a su familia, y en particular con un hijo que necesita y merece todo el apoyo del gobierno y del poder judicial.
Aunque pueda resultar un imposible, en este momento, hacemos un llamado a los ejecutores ocultos de esta campaña de descrédito contra Miriam Germán, solo podemos recordarles que quien la hace la paga, y que recuerden que quienes aprecian y proteger a Miriam Germán son muchos más que los que se muestran a simple vista.