Aunque el Senado está paralizado, por desinfección de Covid-19, ese organismo del Congreso Nacional tiene la responsabilidad de escoger a los nuevos miembros titulares de la Junta Central Electoral.
El tema está planteado de forma variada por todos los actores políticos. Leonel Fernández confesó que habló con el presidente Luis Abinader de potenciales miembros. El Partido de la Liberación Dominicana descartó al presidente del Tribunal Superior Electoral, Román Jáquez Liranzo, por supuestamente actuar a favor del Partido Revolucionario Moderno, mientras que el partido ahora en el poder ha mantenido la idea de designar a personas independientes. Hasta ahora.
El cuadro parece complicarse con la denuncia del PLD contra Román Jáquez Liranzo. Parecía el hombre del consenso, pero ahora luce que no lo es. En sectores del PRM la idea de Eddy Olivares como miembro o como cabeza del organismo electoral no deja de ser atractivo. El problema es que si el PRM lleva un cuadro, el PLD querrá uno y Fuerza del Pueblo guerra el suyo. Es decir, habría repartición, que es la vieja política.
Luis Abinader ha dicho con claridad que quisiera que en los órganos electorales y de justicia, incluyendo al Ministerio Público, no haya militantes de los partidos políticos, comenzando por el suyo.
Hay que admitir que el presidente Abinader no tiene impedimento constitucional ni legal para que un cuadro político dirija la JCE, como ha ocurrido casi siempre. La Constitución de la República en su artículo 80 coloca como requisito del Senado para escoger a los miembros de la JCE que se haga “con el voto de las dos terceras partes de los presentes” en el hemiciclo.
La Ley electoral 15-19 repite lo mismo de la Constitución, y no pone otras condiciones. Es decir, que la elección que se haga a partir de ahora debe ser como resultado de un compromiso de campaña, y para garantizar que los procesos electorales venideros no estarán marcados por los partidos y sus cuadros.
Sin descuidar el tema de miembros titulares independientes, o de políticos con gran experiencia en el área electoral, como Román Jáquez Liranzo o Eddy Olivares Ortega, o José Manuel Hernández Peguero, nos queremos detener en la competencia de los demás miembros de la JCE, luego del que se escoja como presidente, que debe ser obligatoriamente abogado con conocimientos en temas electorales.
La JCE requiere ahora, en estos tiempos, CUATRO competencias para hacer buenas elecciones, y que no repitamos la experiencia de la interrupción de un proceso electoral como el municipal de febrero 2020:
1. LOGISTICA -uno de sus miembros debe ser experto en logística.
2. TECNOLOGIA -uno de sus miembros debe ser experto en tecnología.
3. DERECHO -uno de sus miembros experto en derecho (lo llenaría el presidente).
4. ALTA GERENCIA -uno de sus miembros debe contar con probada experiencia al más alto nivel, de grandes empresas, complejas (Cervecería, Mercasid, Orange, Claro, Rica, BHD, Popular o una corporación como Grupo M).
Si se repite la composición de una JCE sólo de abogados, seguiremos sufriendo los mismos problemas en cada elección: de logística, de tecnología y de gerencia.
Independientemente de quien encabece la JCE, que será indefectiblemente un abogado, la garantía de que habrá competencia, capacidad, calidad y pulcritud en su manejo es que lo multidisciplinar se imponga, para que tengamos un organismo idóneo, competente y diestro en el manejo de los proceso electorales.